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Detención de la Guardia Urbana en una imagen de archivo / GUARDIA URBANA

Detención de la Guardia Urbana en una imagen de archivo / GUARDIA URBANA

Opinión

La Barcelona tan absurda como peligrosa

"Ediles y policías reclaman más medios para la justicia y más coordinación entre las policías del Área Metropolitana. Mientras, viven mejor los delincuentes reincidentes que los pobres honrados"

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El año 1850, Charles Dickens (1812-1870) escribió en el diario Household Words el reportaje titulado Un recorrido por el asilo de indigentes. Decía así: “nuestro gobierno actual nos ha colocado en una situación tan absurda como peligrosa”.

Y continuaba: “en la que cualquier canalla de conducta criminal recibe mejor trato –alimento más limpio e higiénico, mejores cuidados, comida de más calidad-- que un pobre de vida honesta”.

Esta semana, los ayuntamientos de Barcelona, L’Hospitalet, Santa Coloma, Badalona, Sant Cugat, Cornellà, Castelldefels, El Prat, Esplugues y Sant Adrià protestan contra la multirreincidencia. Y los Mossos d’Esquadra han inventado un plan llamado Kampai.

Ediles y policías reclaman más medios para la justicia y más coordinación entre las policías del Área Metropolitana. Mientras, viven mejor los delincuentes reincidentes que los pobres honrados. Como en 1850 en Londres, la mala historia se repite.

El infierno está lleno de buenas intenciones y de planes fallidos. Y las policías locales de L'Hospitalet, Badalona, Sant Adrià y Sabadell denuncian el abandono institucional, las condiciones laborales y las promesas incumplidas.

El director general de los Mossos, Josep Lluís Trapero, reconoció que en Barcelona operan 350 ladrones profesionales y reincidentes. Y también denunció la “falta de agilidad para adaptar las leyes a la realidad delictiva”.

Según informa Ángela Vázquez, los servicios de seguridad urbana sufren falta de personal, sobrecarga de trabajo y un deterioro progresivo del clima laboral. A causa, precisamente, de la “situación tan absurda como peligrosa”, que narraba Dickens.

La fotografía de las policías locales que hace Vázquez muestra, “una fractura preocupante que repercute directamente en la seguridad y en la percepción ciudadana”. Percepción que niegan las autoridades porque es verdad y delata su política del avestruz.

Además, en la Catalunya real, el gobierno autónomo amaga que uno de cada cuatro catalanes malvive en riesgo de pobreza. La clase obrera y media se empobrecen. Cáritas y los servicios sociales están colapsados. Todo ello genera más delincuencia.

Las estadísticas indican que la mayoría de trabajadores, autónomos y clase media sobreviven en un estado de menos bienestar que hace una década. De ahí, el auge de los radicalismos extremistas y el irreparable fracaso del buenismo.

Un resultado del aumento de la pobreza y la crisis policial y la violencia son las patrullas vecinales que se toman la justicia por su mano. Hasta que pase alguna desgracia. Que pasará.

Desgraciadamente, en Barcelona se cumple la frase de los jesuitas que reza: “Toda situación humana por mala y desesperada que sea, siempre puede empeorar”. Como que Bob Pop, un mago surgido de la telebasura, se alíe con Colau.

Suerte que también pasan cosas buenas, bonitas y optimistas. Un ejemplo, el éxito del Salón Náutico de Barcelona, donde se han expuesto 500 embarcaciones de recreo, acudieron 18.000 personas y con buenas perspectivas de negocio,

Naves sofisticadas, elegantes, algunas de gran tamaño, con asistentes bien educados, en un ambiente de glamur y un público selecto… Así se recuperó para Barcelona el puerto que desacreditó y afeó aquella calamitosa Flotilla de Pacotilla.