Muchos empresarios y trabajadores obtienen ingresos notables gracias a la celebración del Congreso Mundial del Móvil. En Barcelona llegó en 2006 y existe el compromiso de que continúe siendo su sede hasta el 2023. El año pasado, el número de participantes ya superó los cien mil. Éxito de asistencia y éxito de gastos. Los datos oficiales calculan en 465 los millones de euros que ha aportado a la ciudad esta cumbre de las empresas dedicadas a la telefonía móvil.

Cuando Ada Colau llegó a la alcaldía, hubo rumores de que pondría trabas a los organizadores del Congreso y de que éstos acabarían dejando la ciudad y trasladándose a alguna otra que no les incomodara con reflexiones críticas con los monopolios empresariales y el capitalismo. Pero las dudas se desvanecieron pronto y nada hace pensar en un cambio de sede.

El maná del dinero que llega con los congresistas beneficia a muchos sectores. Desde la hostelería a los comercios pasando por los taxistas o el bolsillo de los muchos universitarios y estudiantes que se sacan unos 300 o 400 euros durante los cuatro días del Congreso haciendo tareas burocráticas, informativas o de atención a los asistentes. También es un clásico resaltar el incremento de la actividad de las trabajadoras del sexo.

Según como, se percibe un aire que recuerda a la película "Bienvenido, Mister Marshall", de Luis García Berlanga, estrenada en 1953. Pero Barcelona no es Villar del Río, el pueblo que se moviliza para recibir a los 'americanos' que deben llegar con grandes inversiones vinculadas al Plan Marshall de ayuda a Europa después de la segunda guerra mundial. En la película, los 'americanos' pasan de largo de Villar del Río, para frustración de sus habitantes.

Barcelona es una ciudad en la que unas 300.000 personas pueden salir a la calle para denunciar la política inhumana de la Unión Europea hacia los refugiados un sábado y una semana después recibir a cien mil para un Congreso de telefonía móvil sin que nada chirríe. Especialmente si no hay huelgas en el servicio de metro para medio.

Sabe congeniar solidaridad y emprendimiento o negocios, digámosle como queramos. Viendo según qué reportajes de televisión sobre este Congreso parece que se acerque demasiado a Villar del Río. Pero el espíritu rebelde está ahí. Lo demuestra el segundo Congreso Social del Móvil que se ha celebrado paralelamente a la oficial. Un Congreso socialmente comprometido que ha recordado que la extracción de los minerales que sirven para fabricar los teléfonos móviles está en el origen de muchos enfrentamientos y violencia en la República Democrática del Congo, que muchos niños trabajan en las minas donde se extraen estos minerales y que las condiciones laborales en las que se acoplan estos aparatos rayan, a veces, en la explotación.

Con Colau no se ha ido el Congreso del Móvil. Su ayuntamiento ha introducido en su organización y desarrollo matices que han intentado que tuviera una mayor repercusión y beneficiase a los barceloneses más pobres o marginados. Pero queda mucho camino por hacer. Que la voz social se escuche dentro de los pabellones feriales del Congreso, además de la de los robots de última generación, sigue siendo una asignatura pendiente.

Y debería llegar antes de la cita de 2023.