En 2001 el gobierno de Aznar se emperró en unir la Pasarla Cibeles (Madrid) y Gaudí (Barcelona). Según el gobierno popular, "los expertos" señalaban que tener diversas plataformas en el mismo país debilitaba la (inexistente) proyección internacional de las mismas. Curioso que esos entendidos profesionales no les advirtieran que lo más contraproducente para la internacionalización de la creatividad era precisamente que esas pasarelas fueran públicas (algo que no ha ocurrido jamás en las tres principales fábricas de tendencias: París, Milán y Nueva York).
No había que ser muy largo para adivinar que la pretensión del PP era coser España, aunque fuera atando telas. Aquella propuesta de un escaparate común de moda española fue muy mal recibida en Catalunya. Desde los medios de comunicación se interpretó como una invasión cultural. Desde los despachos de CDC, cuando a los convergentes aún no les interesaba la independencia, se trató como una amenaza económica (pérdida de abultadas subvenciones…).
Hoy, con el 155 encima de la mesa, la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (del 24 al 29 de enero) se ha sentido fuerte para pisotear el calendario de la 080 Barcelona Fashion (del 29 de enero al 2 de febrero) sin ningún pudor. Miquel Rodríguez, director de la pasarela catalana por dedocracia que no por meritocracia (por lo menos, no en el sector textil) se ha visto obligado a vaciar el primer día "para que los de Madrid puedan venir" porque en la capital del reino "no querían negociar" un cambio de fechas. Si bien Rodríguez se ha quejado públicamente de la actitud de Madrid al tachar la coincidencia de agenda de "burrada", no ha hecho nada para impedir la fanfarronería y ha acabado confirmando lo que es un secreto silenciado por todos: 1. Que los periodistas nacionales e "internacionales", los compradores nacionales e "internacionales" y los invitados casposos del front row (nivel -horror- Jaime de Marichalar), a los que se les paga el billete y la estancia para que pasen unos días en la ciudad, son los mismos que en Madrid; 2. Que a las pasarelas de verdad (París, Milán y Nueva York) acuden Suzy Menkes y Anna Wintour y hacen pedidos Barneys y HP France, no Dulceida y Carmen Lomana; 3. Que la única pasarela emergente que se ha consolidado en los últimos cinco años ha sido Londres y lo ha hecho emulando el modelo de moda independiente presentado para Barcelona en 2007 por la consultora de moda catalana Demofashion, proyecto que la Generalitat nunca supo entender ni gestionar; 4. Que si en Madrid se hace mujer, aquí podíamos habernos especializado en moda hombre...; 5. Que la misma burrada es la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid que la 080 Barcelona Fashion, porque nada aportan y nada importan en el calendario de la moda internacional; 6. Que la política, catalana o española, al pretender dirigir la moda, mata la creatividad.
En fin, ¡menuda burrada!