Dicen que la mediocridad es la ausencia de capacidad suficiente para la actividad que se realiza. Nombres como Gaudí, Dalí, Picasso y un largo etcétera que encarnan a hombres y mujeres que alcanzaron sus sueños con esfuerzo y tesón sólo debe hacernos pensar la importancia que tiene la individualidad. Darnos cuenta que desde la unidad pueden maximizarse los recursos, o por el contrario sumergirnos en el peor de los desastres sociales. Hay ejemplos muy claros en ambos lados. A estas alturas nadie discute el liderazgo de Messi en el mundo del futbol a nivel mundial, o volviendo a los personajes que hemos mencionado, ¿alguien ha pensado cuanta riqueza genera Gaudí para los barceloneses y sus administraciones públicas actualmente?
Dicho esto, deberemos plantearnos como sociedad qué valor le damos al liderazgo público, qué personas pueden ejercer de representantes populares y si deben, al igual que pasa en todas las profesiones, regular su acceso y su permanencia en el cargo que van a ocupar. Antes pensaba que era importante que los políticos tuvieran limitación de mandatos, ahora, después de todo lo que se ha visto, solo puedo decir que es imprescindible. No es necesario extenderse en la mediocridad en la que se ancla la política actual; personas sin titulación o experiencia de ninguna clase que asumen cargos de extraordinaria repercusión y de los que carecen de la mínima experiencia o trayectoria. Y claro, los resultados son los que son: un paro endémico del todo impresentable, un sistema de pensiones al borde del abismo, una desigualdad social y económica que no tiene parangón en las sociedades avanzadas, y una precariedad en los salarios que hace muy difícil llevar una vida con dignidad.
Hoy leo la noticia que en USA se están batiendo todos los records de EMPLEO. Si si! De Empleo!, Que suben los salarios y se bajan los impuestos de los ciudadanos. Unos datos que nos deben hacer reaccionar y darnos cuenta que alguien tan masacrado mediáticamente como Trump, quien parecía ser el “diablo con patas”, va a sucumbir positivamente en todos los parámteros macro- económicos y cuyo índice de popularidad crece diariamente precisamente por eso, por su gestión.
Barcelona no puede aspirar a menos; somos una de las mejores ciudades del mundo y lo somos porque somos una de las mejores sociedades del mundo. No obstante, eso no es suficiente si aspiramos a ser una ciudad ejemplar que bata todos los records en progreso social y economía. En mi opinión, y se puede decir más alto pero no más claro, es ya urgente cesar a la Sra. Colau como alcaldesa de Barcelona y enterrar este modelo de ciudad que nos conduce al desastre tal y como lo reflejan los indicadores sociales. Nunca había leído tantas noticias tan malas y tan graves de mi ciudad; y no voy a quedarme mirando cómo se destruye la magia y encanto de nuestra Barcelona.
Permítanme que les ponga un ejemplo bastante sencillo: ¿se imaginan a quien suscribe como delantero de un equipo de Primera División de futbol y que, además, lo sea de algunos de los grandes? Como no podría ser de otro modo, sería despedido a los 2 minutos....de hecho no saltaría ni al campo porque los aficionados no son idiotas y el sentido común lo abordan todos. ¿Se imaginan qué ocurriría si consiguiera salir al campo y jugar un partido o peor, una liga? ¿Desastroso verdad? Lo revelador es que esa obviedad futbolística no sea extensiva a la exigencia sobre lo público y sus gobernantes. ¿Realmente piensan que el liderazgo y su capacitación en la gestión de los recursos que son de todos es un tema menor? ¿Que mantener a gente inepta y sin preparación ninguna no va a tener consecuencias gravísimas para la economía y para su calidad de vida?
Mientras los ciudadanos no nos demos cuenta de esta realidad, estaremos perdidos. La verdadera revolución de las ideas pasará obligatoriamente porque los ciudadanos aprendamos a ser sumamente exigentes con nuestros gobernantes y sobre todo por volver a las instituciones públicas con mayor implicación por parte de todos. ¿O cree el ciudadano que está representado? Las únicas estructuras representadas en el poder son los partidos políticos no nosotros queridos amigos/as, las estructuras establecidas "stablishment" no permiten que las personas de la sociedad accedan a lugares de responsabilidad.
Dicho lo anterior, lo normal sería preguntarse si eso en realidad afecta a tú día a día. Te voy a contestar con un ejemplo. El gobierno de la Sra. Colau no ha podido aprobar los presupuestos municipales y es sometida a una cuestión de confianza para que, en el plazo de 30 días, el resto de partidos presente una alternativa. Pues bien, los partidos no serán capaces de presentar ninguna alternativa porque simple y llanamente se impone el interés partidista al del interés general (al tuyo). ¿Que tendrán que ver las políticas municipales, que son de proximidad y pragmatismo, con las cuestiones de alta política ideológica!!!!? ¿Pero no se dan cuenta que los que pagamos el pato somos los ciudadanos de a pie que estamos hartos de estas, pienso, nefastas políticas populistas que están batiendo todos los records en precariedad y mediocridad en la gestión de los recursos públicos?. Los partidos tienen una visión de protección intrínseca y de defensa de sus intereses muy por encima del interés general, lo que convierte a estos instrumentos en lo que son: estructuras de poder jerarquizado alejadas de la realidad social y de las que depende un verdadero sistema de supervivencia laboral.
Lo importante en política no es como entras sino como te vas, los resultados y los hechos serán tu legado y tú argumento para apelar a un trabajo bien hecho y cuyo único beneficiario solo fue la sociedad en general, sus ciudadanos y sus gentes. Apelo a la responsabilidad social: sed exigentes. Sed muy exigentes con vuestros gobernantes y no permitáis que la mediocridad se instale en la gestión de los recursos públicos, porque de ello va a depender tener una vida con dignidad. Solo eso: con dignidad.