La semana pasada un outfit en amarillo de Melania Trump se convirtió en el estilismo más alabado por las revistas de moda especializadas de todo el mundo. El amarillo es tendencia, para desgracia de los unionistas y dicha de los independentistas. O no. Porque vestir de amarillo, ir a la moda, se antoja últimamente en este país únicamente como una significación política (ni siquiera social, y eso que para pedir la libertad de los presos que no han cometido delito de sangre alguno no hay que ser obligatoriamente separatista, sólo tener unos niveles mínimos de humanidad).
Días después del celebrado atavío de la primera dama estadounidense, Aitana, la segunda finalista de Operación Triunfo 2017, se atrevió a acudir a una recepción en el ayuntamiento de Sant Climent del Llobregat —su pueblo— con un vestido amarillo y algunos medios y una parte de la opinión pública están intentando crucificarla por ello. Porque no hay duda de que la joven, acompañada por el primer edil —del PDCat—, que lucía un lazo amarillo en su solapa, sólo deseaba "sembrar polémica".
"Voy a ser muy claro y no lo voy a repetir porque lo mío es la música, no la política. Esa foto es de 2014, y salgo el día de la Diada celebrando con el resto de la gente de Cataluña, de Barcelona. Hay banderas independentistas, no independentistas... Yo nunca me he proclamado independentista y no tengo nada que decir al respecto, disfruto de la fiesta de Cataluña como todos los demás", declaró Alfred, otro concursante de OT y que junto a su compañera Amaia representará a España en Eurovisión. El catalán (El Prat de Llobregat) trataba de tranquilizar a la prensa y seguidores que, tras indagar en su cuenta de Instagram, habían hallado la prueba incriminatoria perfecta para repudiarlo por "mal español" -y por extensión, "mal cantante", "mala persona"...-: la captura del ambiente festivo y reivindicativo vivido durante una manifestación del 11-S de hacía unos años...
En 1968 Joan Manel Serrat, el noi del Poble Sec, fue apartado de Eurovisión por querer cantar (expresarse) en catalán. Pero entonces España era una dictadura dirigida por Francisco Franco y la decisión del cantautor catalán, además de una provocación al régimen, fue una heroicidad (gesto que nadie hoy, bajo ningún concepto, debería infravalorar). Pero eso, en teoría, ocurría hace 50 años… En fin, 1968.