Mientras los demás se aclaran de cara a las municipales del próximo mayo, Ada Colau i Manuel Valls van per feina. La alcaldesa y candidata a repetir por Barcelona en Comú se decidió el lunes, por fin, a intervenir en El Raval. Tras años de suplicas de los vecinos claudicando para que alguien pusiera fin a su guerra en solitario contra los narcopisos, tuvo que sonar la alarma del calendario electoral para que el consistorio se pusiera las pilas.
Ese mismo día, pero refugiado en el Auditori de este frío temprano, Manuel Valls presentaba su último libro: Barcelona, vuelvo a casa. Un título muy adecuado para las fiestas navideñas que están al caer; sí, como de anuncio de turrón. Acompañado por Vargas Llosa, el exministro galo aprovechaba para culpar a Colau de la inseguridad que sufre hoy la capital catalana. Ya ven, todo muy previsible (tanto la compañía como la crítica). Lo que no se esperaba es que Valls se pusiera en modo Pablo Casado (a soltar perlas, por decirlo finamente) y declarara que " ser republicano no es oponerse a la monarquía". Claro que sí, guapi. Igual que para ser alcalde de Barcelona no es necesario saber nada de ella...
Valls se refería a un rifirrafe que el pasado viernes tuvo en Twitter con Ada Colau. El pleno del Ayuntamiento de Barcelona acababa de acordar "rechazar y condenar el posicionamiento de Felipe VI, su intervención en el conflicto catalán y su justificación de la violencia ejercida por los cuerpos policiales el pasado 1 de octubre de 2017". Una declaración institucional que venía a reprobar al rey y a pedir la abolición de la monarquía. La decisión no tardó en ser comentada en las redes por los principales miembros de la oposición. Pero, sin lugar a dudas, una de los comentarios más chocantes fue el del político francocatalán.
"La reprobación a Felipe VI y la petición de abolir la monarquía demuestra que Ada Colau no es una persona de la que nos podamos fiar. Es la demostración de la connivencia entre la alcaldesa y los grupos independentistas", tuiteaba. Y, por supuesto, la alcaldesa respondió: "Que una republicana defienda la República es bastante previsible. De quien cuesta fiarse es de un republicano francés que de repente se vuelve monárquico. Liberté, egalité, fraternité... ¿Se quedaron en los Pirineos?"
Pero, ay, la hemeroteca también es muy interesante para los recursos visuales... Y supongo que nadie ha olvidado los encuentros públicos de la alcaldesa de Barcelona con Felipe VI. Esos ojitos, sonrisita bobalicona y mano muerta para que su majestad la saludara conforme al protocolo real tampoco dibujaban auténticos gestos republicanos por parte de Colau.
Observándolo mejor, tal vez los republicanos Colau y Valls tengan más cosas (incoherencias) en común de las que parecía a priori.