La extrema derecha ya no es residual en España. Tal vez nunca lo ha sido, a pesar de su nula representación parlamentaria, y mucho menos en tiempos de crisis y crispación en los que el debate identitario suplanta los problemas reales de los ciudadanos. La irrupción de Vox en Andalucía abre un nuevo escenario en la política española y en las próximas elecciones municipales. Su eclosión en Barcelona fragmentaría aún más el Ayuntamiento y podría tener consecuencias fatales para el PP.
Andalucía ha girado hacia la derecha y el ascenso de Vox es una amenaza para las fuerzas constitucionalistas con representación en el Ayuntamiento de Barcelona. El PSC no experimenta grandes síntomas de recuperación, pero es difícil que empeore los resultados de 2015. Más preocupados están en el PP, que ya encaraba los comicios con muchas incertidumbres y pocas garantías (por primera vez podría quedarse sin representación). En Ciutadans, mientras, también temen que muchos votos que fueron para Inés Arrimadas en las autonómicas vayan a las filas de la formación ultraderechista por el talante moderado de Manuel Valls.
Valls, que reivindica su legado socialista, difícilmente modificará su discurso. En sus comparecencias públicas ha expresado su decepción por el auge de los populismos en Europa, identificando como tales los discursos xenófobos de la extrema derecha (Mariene Le Pen, en Francia) y las políticas rupturistas de Barcelona en Comú, a quien responsabiliza del aumento de los hechos delictivos en la capital catalana. El político de Horta también ha remarcado que la suya es una plataforma transversal y que busca votos perdidos en el PSC y en el catalanismo más moderado. Es decir, en las antípodas
A medio año de las elecciones, hay más dudas que certezas respecto al futuro de Barcelona. Faltan muchas cosas por definir, ya sea el liderazgo en algunos partidos o el número de formaciones independentistas con opciones de lograr un regidor en el Ayuntamiento. Con Colau, Valls y Maragall en la pole position, falta por ver si Alberto Fernández Díaz repetirá como alcaldable del PP, cómo resolverá el PDeCAT sus tensiones internas y quién será el líder de Vox y de la CUP.
Barcelona, demasiado agitada, requiere un análisis de sus males actuales. Precisa una profunda reflexión para resolver los grandes conflictos que incomodan a los ciudadanos. La inseguridad, la suciedad, la vivienda y la movilidad son algunas asignaturas pendientes que precisan una solución inmediata. Barcelona, hoy, está peor que hace cuatro años y sus habitantes desconfían de sus representantes políticos, un terreno propicio para formaciones poco fiables y con mucha tralla.