Barcelona está mucho peor hoy que hace tres años y medio, cuando Ada Colau ganó las elecciones municipales de 2015. La opinión desfavorable de los barceloneses, recogida por Metrópoli Abierta a través del segundo barómetro de la ciudad encargado a Centre d'Estudis Sociològics, es admitida ya por el actual gobierno municipal. El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, ha desvelado este jueves los resultados de su propio barómetro. Y estos son demoledores.

Los resultados de los dos sondeos son casi idénticos. Incluso peor los que maneja el equipo de Colau. La alcaldesa, obcecada durante muchos meses en negar que Barcelona fuera una ciudad insegura, ya no puede negar la realidad. Los vecinos de BCN están muy preocupados por el aumento de la delincuencia y la proliferación de los narcopisos, sobre todo en el Raval. Esta sensación de miedo no se vivía desde hacía 10 años.

La inseguridad, hoy, es el gran problema de Barcelona. Por delante del acceso a la vivienda, el encaje de Catalunya en España y otros muchos temas. El turismo, como avanzó Metrópoli Abierta, no es percibido como un problema, pese a los graves capítulos de turismofobia que se vivieron en la capital catalana en los últimos dos años. En la mayoría de los casos, sin un rechazo firme de Colau y los suyos.

Colau está muy tocada cuando faltan menos de cinco meses para las elecciones municipales que decidirán el futuro de Barcelona. La primera edil vive sus horas más bajas y barrunta grandes cambios en su equipo para maquillar su desaguisado. Hace dos meses, este medio publicó que el 65% de los barceloneses estaban descontentos con su gestión, ocho puntos más de rechazo que en junio. El sondeo de este digital también reflejaba que el 50,4% de los barceloneses opinaba que Barcelona estaba peor que en 2015. Solo el 25,9% consideraba que estaba mejor.

Pisarello, quien hasta no hace tanto tiempo era el hombre de confianza de Colau, reconoce ahora que casi el 60% de los barceloneses considera que la ciudad ha empeorado en el último año.

El primer teniente de alcalde ha hecho público el malestar de los ciudadanos, quienes acusan a Colau de gesticular mucho y gestionar poco. La alcaldesa ha incumplido sus grandes promesas, sobre todo en materia de vivienda, y amplios sectores están que trinan con ella, tan permisiva con el top manta e intolerante con el comercio tradicional.

Los barceloneses lo tienen claro: Colau no está capacitada para gobernar la ciudad, que vive la peor crisis de las últimas décadas. Su fórmula mágica ha sido un fiasco mayúsculo. La prometida transformación ha tenido un efecto bumerán para la alcaldesa y, sobre todo, para los ciudadanos, que hoy se sienten más desprotegidos e inseguros que hace tres años y medio.

Colau ya no tiene crédito. Ha dilapidado la ilusión de muchos barceloneses y ha puesto patas arriba a otros tantos ciudadanos. Barcelona necesita soluciones para recuperar su autoestima y prestigio internacional. Y queda claro que las encuestas, como el algodón, no engañan. Colau, game over.