¿Qué tienen en común Jordi Pujol, Fèlix Millet, Benjamin Netanyahu, Francisco Franco, George W. Bush y Luis Bárcenas? Según un spot que los Comuns han hecho correr en redes las últimas horas, que “a todos ellos, Jaume Asens les ha plantado cara desde los tribunales”. Ahí es nada. Aunque, dicho sea de paso, si describieran que “a todos ellos, Jaume Asens les ha plantado cara”, así a secas, sin lo de “desde los tribunales”, ya puestos podrían haber añadido a Ada Colau, con la que Asens algunos sonoros encontronazos ha tenido durante su mandato en el Ayuntamiento de Barcelona. Pero eso ya queda atrás, y como reza el spot en su texto final, “ahora, seguirá plantando cara desde el Congreso de los Diputados”. Ya lo veremos, porque eso de “plantar cara” queda muy bien en los eslóganes electorales, pero luego la realpolitik te acostumbra a llevar por otros derroteros.
Se ha visto en estos últimos cuatro años en los que los Comuns y sus hermanos de Podemos han pasado de querer asaltar los cielos a amansarse mucho una vez instalados (a diferentes niveles) en las instituciones. Colau, de hecho, durante diferentes fases del “procés” ha pasado por ser la más moderada de entre las moderadas, la más acatadora del orden establecido de entre los acatadores, y sin duda eso contrasta bastante con lo que nos anunciaba cuando lanzó su proyecto político en plena ebullición de la crisis y en pleno boom de los indignados.
CiU también dijo en 1996 aquello de “plantarem cara”. ERC hizo lo propio en 2010 con un “plantem cara” ante la crisis. Maneras de reivindicarse en época electoral y preelectoral (si es que esto del “pre” tienen algún sentido en el contexto de campaña permanente que vivimos). Y, al final, unos y otros, pasada la fiebre electoral oficial, hicieron lo que pudieron, adaptándose al contexto como buenamente supieron. Vamos, como todos. Y es que esto del “plantar cara” me recuerda a aquello del “no pasarán”, que cada vez que alguien lo grita, van los otros y pasan. Quizás por eso Colau no enarbola esa bandera en Barcelona y tira de lo clásico, por no decir de lo más conservador (del poder).