Lou Zacharilla, cofundador del “think tank” Intelligent Community Forum, considera que el siglo XXI en el que vivimos conlleva aparejado un cambio en el concepto de heroísmo. Ya no se sustentará sobre vencedores de luchas, de guerras, ni siquiera sobre los que toman riesgos políticos. Más bien, los nuevos héroes, serán aquellos que restauran las herencias y valores olvidados, aprecian lo que se tiene y saben mantenerlo, construyendo lugares adecuados, comunidades, para que la gente viva, trabaje y prospere material y espiritualmente.
El punto relativo a la toma de riesgos político, y más sin son innecesarios y solo crean división y crispación, es especialmente aplicable a nuestra realidad, de la que, por cierto, mi amigo Lou desconoce. Si bien es cierto que no somos nada originales en este asunto, tal solo basta observar lo que sucede en el Reino Unido con el Brexit, otro riesgo político absurdo y contrario a las tendencias de fondo de la humanidad que son de cooperación y colaboración, no de aislamiento. Siempre es mejor que crucen las fronteras los bienes y las personas que no los ejércitos.
Por tanto, una comunidad inteligente tiene que ser capaz de elegir héroes, definición siglo XXI, para que la lideren, que sepan crear una sociedad alineada, es decir, que comparta un objetivo común, promoviendo los restantes cinco aspectos mencionados en anteriores artículos. Esta es la clave del éxito. Se precisan líderes capaces de vencer las tentaciones proteccionistas y aislacionistas y que comprendan que vamos a vivir en sociedades multiculturales, que asuman que la colaboración, las redes y la interdependencia son esenciales para generar riqueza y prosperidad. Lideres que construyan puentes y derriben muros.
Lideres que sean verdaderos servidores públicos que sepan que los nuevos proyectos los desarrollarán equipos multidisciplinares y multiculturales y que entiendan y promuevan la participación ciudadana. No olvidemos que los responsables de que la poca participación ciudadana o de la poca influencia de la sociedad civil, somos nosotros que nos estamos callados y no pedimos suficientemente cuentas a los políticos.
En mi opinión, las principales características del liderazgo en la era digital y que tendrían que tener nuestros líderes son:
- Mente abierta. Al igual que Cristóbal Colon, buscar optimizar procedimientos establecidos con mentalidad abierta y pensando en global. Colón buscaba un camino más corto para llegar a la India, en vez de ir hacia el este se fue hacia el oeste.
- Imaginación: Toda creación empieza en la mente. La imaginación es poderosa. Como la de Gaudí concibiendo la Sagrada Familia.
- Voluntad de innovar. Como el presidente Kennedy, “elegimos ir a la luna no porque es fácil, sino porque es difícil”. Es una tendencia natural resistirse el cambio. A los seres humanos les gusta lo que saben y se sienten reconfortados por ello. El cambio implica una zambullida en lo desconocido, lo que trae incomodidad, ansiedad e incluso miedo real. El líder ayuda a superarla y justifica la necesidad de asumir ese riesgo.
- Alineación: Una sociedad en que los ciudadanos, las empresas, las instituciones están alineadas, tienen un objetivo común, prospera. Una sociedad, una organización de personas alienadas, decae. El líder consigue una sociedad alineada.
- Actitud: el Dr. Viktor Frankl explica que podemos elegir la actitud con la que nos enfrentamos a los retos de la vida. Liderar es ayudar a los demás a elegir la actitud adecuada.
Parafraseando a Tom Peters, una comunidad inteligente, (excelente), no cree en la excelencia, sino en la mejora y en el cambio constante.
El liderazgo, el buen gobierno, es la energía que impulsa a todos los demás elementos de la comunidad inteligente. De alguna manera es el aspecto más complejo y desafiante del desarrollo comunitario, pero es esencial. En un gobierno representativo, si las personas no comprenden los desafíos que enfrentan y la necesidad de adaptarse a esos desafíos, se interpondrán en el camino de la acción. Pero si adoptan una visión de cambio positivo, nada puede detenerlos.
La comunidad que construye una visión única de su carácter y su futuro, de su misión, y promueve de forma adecuada esta identidad, vitaliza el desarrollo económico, la atracción de inversiones y la generación de negocios. A sus propios ojos, su gente ya no vive solo en una comunidad entre cientos de miles. Se encuentran en el mejor lugar para vivir, trabajar, iniciar un negocio, formar una familia y pasar su herencia a la siguiente generación.
Tenemos la oportunidad de elegir al nuevo líder y al nuevo equipo que gobernará la ciudad los próximos cuatro años, seamos sensatos y huyamos de personas radicalizadas y con el entendimiento nublado por ideologías obsoletas, neocomunistas y nacionalismos románticos del siglo XVIII y XIX. Debemos romper esta pinza oxidada que atenaza el futuro de la ciudad.
Barcelona solo puede ser una ciudad abierta, multicultural, creativa, ambiciosa, la ciudad referente del Mediterraneo. Nueva, York, Boston, Hong-Kong, Singapur, Toronto puede ser ejemplos donde inspirarse. La Tirana de Enver Hoxha, el máximo exponente de todo el mundo es nuestro enemigo y somos super independientes, o el Detroit de la crisis del automóvil, o ciudades divididas por conflictos como Beirut, Jerusalén, donde cada casa tiene una bandera para que se sepa de que bando esta, o la Belfast del IRA no son buenos referentes.
A mí me parece que el alcalde de la Barcelona metrópoli abierta, será si no lo es ya, más importante que el presidente de la Generalitat. El mundo, en un curioso movimiento espiral, regresa a la preminencia de las ciudades, como en la antigua Grecia, sobre otros entes como los estados. Necesitamos un alcalde que prestigie al cargo, no uno que se agarre al cargo para ser alguien.