Colau gasta 2,6 millones de euros en publicidad institucional en tres meses. El año pasado en total fueron 9,6 y de seguir la progresión de este primer trimestre de 2019, este año serían más de 10. Otro cambio radical en el guión que nos vendía la Colau del pasado cuando criticaba al gobierno municipal de Xavier Trias por hacer lo mismo que todos los anteriores en este campo. Ella anunciaba diferencia, también es esto, y no. Tampoco. Solo se mantienen firme en su poca convicción en los cuerpos de seguridad pública en la ciudad, a los que básicamente invocó en esta última campaña electoral para utilizarlos como arma arrojadiza contra el Govern de la Generalitat. Y ya.
Hace unas semanas, en una tertulia en Antena3 tuve que responder a una compañera madrileña que ante las cámaras dijo que Barcelona (“no el Madrid de Carmena”) se había convertido en una “ciudad sin ley”. “Tampoco exageremos”, le dije. Pero el caso es que la situación es muy preocupante y ya cuento los días con que llegue el 16 de julio, se anuncie el nuevo gobierno municipal de Barcelona y Jaume Collboni o alguien de su equipo asuma la seguridad en la ciudad, pero de verdad, sin complejos de ideología progre mal entendida, y en beneficio de los ciudadanos primero y de la salud y la imagen de la ciudad después.
Porque la percepción de la ciudadanía respecto de la seguridad como gran problema de la Barcelona del presente es obvio que no es cosa solo de un Barómetro Municipal, por ejemplo el último. Es algo que tiene que ver con cuatro años de gobierno que empezaron una alcaldesa que no nombra a un concejal de Seguridad sino que tira de un Comisionado para este frente, rebajando políticamente su significación. De una alcaldesa que se carga por decreto los antidisturbios de la Guardia Urbana. De una ciudad donde el top manta campa a sus anchas y causa pérdidas por más de 130 millones de euros. Donde los narcopisos corroen barrios como el Raval, y donde los vecinos se han acostumbrado a ver peleas a machetazos en plena calle, de noche y de día. Donde una alto cargo de un país extranjero muere a causa de un robo violento en el Poble Nou. Donde los vigilantes de seguridad han denunciado su indefensión ante el repunte de inseguridad en Barcelona, esta semana con uno de ellos apuñalado por tres menas en el corazón de Ciutat Vella cuando les impedía robar a un turista mexicano. Donde se roba a la familia real de Catar en un hotel de 5 estrellas. Donde unos bicitaxis desmadrados, no suficientemente controlados ni regulados, amenazan la actividad y la seguridad vial.
Y podríamos seguir, pero me niego a admitir que vivimos una “ciudad sin ley”, y confío en que todos estos frente, en breve, se aborden seriamente, lo que significa abordar la seguridad en la ciudad de manera global, profesional y efectiva ya, antes de que sea demasiado tarde, que ya casi lo es. Deberes urgentes para el nuevo gobierno. Oportunidad de oro para Jaume Collboni y el PSC, si quiere marcar un antes y un después de este nuevo gobierno municipal, de su papel en él y de las perspectivas de futuro (también políticas) que se fijen a nivel de ciudad.