Ada, la que te han liado. ¡Y cómo te has puesto! Las vacaciones estivales parece que no te han sentado muy bien. Desde tu regreso, estás muy tensa. Irascible, incluso. Y ves enemigos por todas puertas cuando los medios de comunicación simplemente constatan que Barcelona se ha convertido en una ciudad insegura. Y tú, erre que erre, negando la evidencia, aunque en 2019 ya se han producido 15 muertes violentas, 100.000 delitos entre enero y junio y los robos con violencia han aumentado un 30%.
Cuatro años y tres meses después de tu elección como alcaldesa (cargo que renovaste recientemente, pese a no ser la tuya la fuerza más votada), sigues pensando más como activista que como alcaldesa, aunque disfrutas de las ventajas y las comodidades del cargo. Es normal. El coche oficial es mucho más cómodo que los apretujones del metro, pero nada te pone más que repartir subvenciones a troche y moche a entidades amigas como Open Arms.
Desde tu regreso al Ayuntamiento, parece que estás peleada con todo el mundo, comenzando por Albert Batlle, el nuevo concejal de seguridad que intenta poner orden en una ciudad totalmente descontrolada, y negando la evidencia ante los medios. A falta de gestión, nada mejor que ver enemigos por todas partes y utilizar la palabra caverna (como si de un hooligan se tratara) para descalificar a tus detractores.
Es normal que no te haya gustado que se hayan destapado algunos asuntos sentimentales que circulaban por Barcelona. Tus supuestos problemas sentimentales con Adrià Alemany, tu pareja, eran la comidilla de muchas conversaciones en el Ayuntamiento. Entre los concejales de la oposición y de Barcelona en Comú. Y entre los periodistas que cada día cubren la información municipal. Otra cosa es tu reacción. Tus descalificaciones y tu rabieta.
Personalmente no me interesan tus asuntos privados. Ni a mi ni a muchos barceloneses. Barcelona necesita una alcaldesa centrada, pragmática, que gobierne para todos y busque amplios consensos para abordar los grandes problemas de la ciudad. El PSC no es un mal socio de gobierno, pero uno duda que este matrimonio de conveniencia sea duradero. Las discrepancias en asuntos clave son importantes y los recelos personales, también. Rebaja tu animadversión contra todo y contra todos. Lo que necesitas es amor. Y Barcelona, soluciones. Ya.