Vivimos tiempos muy difíciles donde la política ha polarizado a la sociedad y parece que si no eres del lado que quieren que pertenezcas, ya eres el enemigo.

Los taxistas enseñamos el camino de cómo se tienen que combatir los problemas. ¿Alguien piensa que dentro de nuestro sector no hay independentistas, unionistas, musulmanes, católicos y todo tipo de ideologías? Pues sí las hay. ¿Alguien vio alguna bandera o algún símbolo en cualquier manifestación o huelga del taxi? Pues no, porque la gente solo salió a la calle a luchar a muerte por sus familias y comprendió que la victoria solo tenia un camino que pasaba por defender las únicas siglas que nos unían a todos: las del TAXI.

El sector del taxi del AMB fue muy maduro y supo medir muy bien los tiempos. A pesar de que hubo momentos donde a muchos nos sobrepasaba la situación y donde la presión era insoportable, todo se basó en decisiones que tomábamos en asamblea y donde los taxistas eligieron a sus interlocutores democráticamente y en libertad.

¿Por qué explico esto en este artículo? Todo el mundo sabe que hace unos meses me embarqué, junto a compañeros y amigos, en un nuevo movimiento llamado Salvalona, donde intentamos darle un enfoque muy parecido al del taxi para conseguir visibilidad de una forma responsable al problema de inseguridad que en los últimos años ha crecido en Barcelona y en todas las grandes ciudades europeas. En mi opinión es una consecuencia de políticas neoliberales que crean miseria y precariedad y donde nos ciegan, distrayendo nuestra atención de donde erradica realmente el problema.

Sin querer entrar de fondo en otros temas que darían para otro artículo, ¿dónde quiero llegar? Al nacer Salvalona, los medios de comunicación se vuelven locos y hay una explosión mediática por algunos de los integrantes que estamos dentro como Eliana Guerrero, de la patrulla ciudadana, y yo. Desde entonces, algunos representantes de otras asociaciones vecinales crean una pantalla donde nos cierran las puertas. Algunos incluso incendian las redes sociales inventando tramas donde dicen que yo soy un enviado de los servicios secretos de Ada Colau. La paranoia puede llegar a límites insospechados hasta el punto de que niegan reuniones a personas que vienen a sumar, construir y ayudar. Nuestro único interés pasa por ponernos al servicio de los vecinos y vecinas de Barcelona con una gran estructura y experiencia en movilizaciones y estrategias en conseguir objetivos para todos.

Estoy hablando de algunos dirigentes del tsunami vecinal, una plataforma que en mi opinión sería perfecta si no estuviera dirigida por algunas personas que cierran filas y politizan totalmente la lucha vecinal. Hay cosas que son innegables y son los hechos: en Barcelona somos 1.640.000 habitantes y en la última manifestación del tsunami vecinal algunos dicen que la asistencia fue de 1000 personas y otros hablan de 2000. Yo seré generoso y diré que eran 5000 vecinos y, aún así, fue un fracaso estrepitoso que entra en muchas contradicciones.

¿Sabemos quién tiene competencias en seguridad? ¿Sabemos los esfuerzos que está haciendo el ayuntamiento? ¿Sabemos las convocatorias de Mossos que ha hecho la Generalitat? ¿Sabemos quién cambia las leyes en España y en otros países?

Por favor, seamos responsables y coherentes con lo que pedimos y seamos inteligentes y no llevemos a los ciudadanos a la frustración. Montamos una manifestación a la plaza Sant Jaume, ¿para pedir qué? ¿Lo que ya están haciendo? Realmente fue una manifestación en la que se reivindicaba algo que ya se está haciendo o fue una manifestación anti algo

Siempre apoyaré las luchas justas y esta lo es; pero es sorprendente que se siga protestando por algo que ya hacen y no se vaya donde hay que ir realmente para solucionar los problemas que tenemos.

Es un gran error cerrar las puertas a gente que viene a aportar cosas positivas y construir, porque al final acabas muriendo tú solito de éxito, aunque para algunos el éxito pasa por meter una cartita por registro y una declaración institucional.

El taxi consiguió cosas increíbles porque dejó la política y puso altura de miras y los problemas por encima de todo lo demás. Mientras los ciudadanos no hagan lo mismo, los que tienen que poner medios para arreglar cosas no lo harán y seguirán polarizando a una sociedad que me da la sensación de que vive bajo una lluvia de cloroformo y está dormida. Y cuando se despierta, no sabe ni hacia dónde va.

Más autocritica, más asambleas, más huelgas, más calle y sobre todo menos politización de los problemas que nos atañen a todos. Necesitamos más activismo y menos idiotismo. La verdadera patria es la gente y no un trozo de trapo que utilizan para distraernos de quienes son los culpables que enfrentan al pueblo mientras se forran a nuestra costa y de esos hay de todos los colores. Esos son los verdaderos delincuentes y terroristas de Estado, esos que permiten que vengan fondos buitres a echar a nuestras familias a la calle o se lleven nuestros impuestos a paraísos fiscales. ¿Y que me decís de los que privatizan los servicios públicos?

Despertad.