Ada Colau suspende. Tal cual. Sus notas, por mucho que hayan querido ayudarla en el Ayuntamiento, son las peores desde que accedió a la alcaldía de Barcelona en 2015. Ha sacado un 4,7 y gracias, en una ciudad castigada por los peores datos sobre seguridad desde que se instauró el Barómetro municipal en 1991. Hace cuatro años, fue valorada con un 5,8. Señal inequívoca del desgaste de su (mala) gestión en el consistorio.
Barcelona, posiblemente, atraviesa la peor crisis de las últimas décadas y el malestar de la gente es mayúsculo, ya sean restauradores, comerciantes, autónomos, dentistas, emprendedores…. Es una ciudad con menos policías y bomberos y más recaudadores de impuestos que en 2015, en la que se demoniza a las grandes empresas y se tolera el top-manta como presunto remedio para combatir la crisis, los barceloneses no sienten mucha empatía por su máxima autoridad. Solo las entidades afines, a las que riega convenientemente, están satisfechos con Ada y los suyos.
Los comunes asumen que Colau ha suspendido para tapar asuntos más graves. El peor es el de la inseguridad. En Barcelona se habían cometido 151.000 delitos a finales de septiembre, un 5,2% más que en 2018. Entonces se habían registrado ya 15 muertes violentas. Hoy la cifra se eleva a 17, pero la alcaldesa niega que la ciudad tenga un problema de seguridad. ¡Qué barbaridad!
Los robos con violencia e intimidación también se han disparado. Igual que los asesinatos en grado de tentativa. La sensación es que todo vale en Barcelona. El panorama es desolador pero mucho peor es la falta de previsión y de respuesta. Albert Batlle (PSC), el nuevo responsable de seguridad, no lo tendrá fácil para erradicar esta lacra. Y tampoco encontrará mucha ayuda por parte de los comunes.
Barcelona necesita un tratamiento de choque. La encuesta municipal no engaña. Nunca la ciudad había estado tan mal en las últimas tres décadas. Y nunca los ciudadanos estaban tan enojados con un gobierno que les complica la vida y que en los próximos meses le acribillará de lo lindos con las subidas de impuestos aprobadas.