¿Quién mató al comendador? ¡Fuenteovejuna, señor! ¿Quién arrió la bandera española durante ocho minutos en el Palau de la Generalitat? Ni se sabe, aunque uno de los digitales del odio aseguró que había sido “la indignación”, o sea, Fuenteovejuna. Los indepes le han cogido gusto a lo de hacer el ridículo y no dejan pasar ni una oportunidad de demostrarlo. Tras la independencia de los ocho segundos, ahora llega la retirada de la bandera española durante la friolera de ocho minutos, hasta que alguien debió decir que más valía volverla a colgar, no fuese que cayera otra injusta querella del malvado estado español.
Quim Torra salió por TV3, su televisión de referencia, a decir que no tenía ni idea de quién había arriado la bandera de marras. Oyéndole, daba la impresión de que el trapo se había descolgado solo. Se comenta que el responsable fue algún CDR ahíto de ratafía con ganas de hacer una machada, y que, en ningún caso, se encargó del asunto alguno de nuestros políticos procesistas. Al sujeto que hace como que preside la Gene, que lo registren. Y a los mossos que custodian tan noble institución, enhorabuena por lo bien que lo hacen, dado que todo parece indicar ahí se cuela cualquiera a hacer lo que le sale del níspero, como cuando Antonio Baños y tres energúmenos más se pusieron a colgar pancartas subversivas del balcón.
A mí me resulta muy verosímil la teoría de que Torra, rabioso ante su inhabilitación, quisiera responder a ella de manera contundente. También me cuadra que se lo pensara mejor y prefiriera pasarle el marrón a otro, lo cual no era muy difícil, ya que siempre encuentras a algún CDR o a alguien de la CUP dispuesto a hacerse cargo de lo que haga falta. Y luego, una vez tirada la piedra, a esconder la mano, que en eso Torra es un maestro: nadie ha dominado como él el arte de quedarse a dos centímetros de la ilegalidad, soltando la fuerza por la boca; y hacía bien, pues en cuanto se pasó de listo con las pancartas del balcón de la Generalitat, lo crujieron ipso facto con la inhabilitación. Seguro que se pasó los ocho minutos sin bandera española diciéndole al CDR de turno que tal vez ya iba siendo hora de volverla a enarbolar.
Creo que es urgente trasladar la capital de Cataluña a Gerona, donde los lugareños puedan hacer el ridículo sin tasa y sin que a mí me afecte: a pesar de los pesares, yo todavía le tengo mucho cariño a Barcelona y me da mucha vergüenza que se convierta en el decorado ideal para estas charlotadas.