En principio, uno está en contra de cualquier censura a la hora de informar, y si hay que tragarse imágenes duras porque son necesarias para entender mejor una situación, se tragan y punto. Pero hay veces que esas imágenes no son en absoluto necesarias y que con una somera narración verbal de los hechos convertidos en noticia vamos que chutamos. Ése es el triste caso de lo que ha sucedido en esa residencia de Sants con una pobre octogenaria, enferma de Alzheimer, que encajaba el maltrato físico de una cuidadora y el abuso sexual de un cuidador. La cosa es grave y a esos dos indeseables se les tiene que caer el pelo, pero TV3 nos podría haber ahorrado las pruebas de sus fechorías.
Por el contrario, en el TeleNoticies de este martes pudimos ver perfectamente a la cuidadora abofeteando a la anciana y al cuidador a punto de practicarle un cunnilingus (si le preguntaron al contratarle si le gustaba la compañía de los ancianos, intuyo que no se referían a eso, pero parece que el tarado lo entendió a su manera). Para acabarlo de arreglar, la hija de la agredida salió a continuación para completar la información, como si le pareciese lo más normal del mundo que toda Barcelona presenciara a la hora de comer los desmanes sexuales y violentos de una pareja de miserables contra la autora de sus días. Creo que la mayoría de la gente, tratándose de su madre, ni habría querido salir a dar su versión de los hechos ni habría permitido la difusión de unas imágenes tan humillantes de alguien incapaz de defenderse.
Esas imágenes deberían haberse reservado para el juicio de los dos desalmados, en vistas a que les cayera una buena condena, pero TV3 consideró que todos teníamos derecho a verlas, y sin tomarse tan siquiera la molestia de pixelar el rostro de la infortunada anciana. También nos ofrecieron el sonido, para que pudiéramos observar que el tarado en cuestión tenía acento sudamericano (aunque ya habíamos deducido de sus rasgos, y de los de su colega, que no había nacido precisamente en Santa Margarida i els Monjos). Me resisto a acusar a TV3 de fomentar el racismo natural de sus espectadores, pero la verdad es que de esa gente uno se espera ya cualquier cosa, como intentar correr la voz entre su parroquia de que, además del coronavirus, nos enfrentamos a una epidemia de panchitos violadores.
Evidentemente, el CAC no ha dicho nada al respecto. Puede que lo hubiese hecho si esas imágenes las hubiera emitido Tele 5 o cualquier otro medio sobre el que no tienen competencias, pero ya se sabe que todo lo que hace TV3 está muy bien hecho. Y si alguien del consejo alberga dudas al respecto, siempre está el voto de calidad de Roger Loppacher, esbirro máximo del régimen, para inclinar la balanza a favor de la nostra.
Dejando aparte conspiranoias de tinte racista, no entiendo la emisión de esas imágenes. Ni la pachorra de la hija de la víctima. Y el aviso del presentador del TN me sonó de lo más hipócrita. “Les advertimos que las imágenes que van a ver son muy duras”, nos advirtió. Admonición que se repite en todas las cadenas y que traducida al castellano quiere decir: “No se las pierdan”.