Nervios, tensión en el Gremi de Restauració de Barcelona. Y no es para menos. El estado de alarma se va a mantener todo el mes de abril y al menos los primeros días de mayo. Se ha perdido la Semana Santa y se pierde irremediablemente el puente del Primero de Mayo. Después del día 9, incertidumbre. Más bien, certidumbre. Es posible que se empiecen a suavizar medidas de confinamiento, pero bares, restaurantes y hoteles continuarán cerrados a cal y canto.
Por eso, el Gremi de Restauració está que trina. Deben pagar los alquileres sin tener ni un solo ingreso. Deben pagar los impuestos municipales, los primeros a través del recibo del agua este mismo mes. No consumen agua, no pagan agua, pero pagan impuestos. Las tasas de las terrazas han quedado desfasadas.
El Ayuntamiento ha propuesto un plan de 25 millones de euros. Está bien, sin duda, pero la pregunta es: ¿es suficiente? Creo, sinceramente, que no, porque los autónomos y pequeños necesitan liquidez inmediata, no créditos. Esta liquidez solamente se puede hacer llegar de forma rápida a través de la supresión de impuestos, o su aplazamiento, la reforma de algunos de ellos y la anulación de otros, y actuar decididamente en el tema de los alquileres.
Lo que sorprende de la entrevista publicada en Metropoli Abierta con el director del Gremio, Roger Pallarols, es la constatación de que la alcaldesa no se ha reunido ni una sola vez con ellos. Realmente sorprende y, sobre todo, escandaliza. El sector de la restauración tiene un alto nivel de contratación, con algunas puntas muy sensibles en los periodos veraniegos, Semana Santa o las fiestas navideñas, y muchos autónomos centran en su negocio la subsistencia familiar. Sin olvidar, a los miles de proveedores que se encuentran en la misma situación. Desde los agricultores y mayoristas de Mercabarna hasta los transportistas, pasando por las panaderías, carnicerías, pescaderías y todo tipo de empresas suministradoras. ¿Y la alcaldesa no se reúne con ellos, con el peso específico que tienen en la ciudad?
Sorprende menos las quejas de Pallarols sobre Eloi Badia. Ya no extraña a nadie lo que dice el incrito concejal, que ha demostrado en más de una ocasión su incapacidad para gestionar, su nulidad para innovar y su excelso sectarismo que le lleva por derroteros de dudosa legalidad como se ha visto en varias sentencias en los tribunales. Lo penoso es que siga ahí, en el equipo de gobierno.
Una tarea del consistorio es reunirse con los afectados por las diferentes situaciones. Los comerciantes son una línea medular en la ciudad y el Ayuntamiento no puede mirar para otro lado. Los 25 millones puestos encima de la mesa no servirán para muchos pequeños empresarios, ni para autónomos que van a ver cerradas sus cajas durante meses. Colau tiene la obligación de reunirse con ellos e intentar llegar a acuerdos. Aunque estemos confinados en nuestras casas, algunos gobernantes tienen que salir de la burbuja, porque de sus decisiones dependen varios miles de familias.