Desde hace algunos años, muchos son los ciudadanos que tienen serias dudas de la capacidad de gestión que tienen nuestros políticos. Y esto lo saben muy bien los jóvenes que están muy bien preparados. En la medida que pasa el tiempo, todos nos vamos desencantando por la poca consistencia profesional que tienen alguno de nuestros dirigentes. La política ha tocado fondo. Son pocos los ciudadanos que aún creen que gracias a ella se solventaran sus problemas. Porque en definitiva se aparta de ellos, y los políticos no demuestran un especial interés en las personas que precisamente los tienen que votar. En ocasiones aparecen en periodos electorales, los vemos por la calle, en los mercados, etc. Allí donde puedan captar el voto, y por tal motivo se ven en la obligación de contactar con el pueblo simple y llano, para prometer el oro y el moro, que posiblemente después, una vez ganadas las elecciones se verán en la imposibilidad de cumplir.

El político normalmente no toca de pies al suelo y en ocasiones es un producto formado por su propio partido, que como si de un club se tratara, potencia las amistades, y en la medida de su lealtad, conlleva la obtención de un premio final. Un premio que se traduce en un cargo, que independientemente de los conocimientos que pueda llegar a adquirir en el sector del cual ha sido nombrado, ejerce las directrices marcadas por el partido, que a fin de cuentas es quien lo ha colocado. El refrán “ser agradecido es de bien nacido” adquiere mucho sentido, porque no importan tanto los conocimientos como la fidelidad, que siempre se hace imprescindible.

Nuestros dirigentes tendrían que ser administradores de los recursos de los habitantes a los que se deben. Por eso se llama administración, y es lo que todos tendríamos que exigirles. ¿Y de qué manera? Pues administrando los presupuestos del estado, de la comunidad autónoma o del municipio, en cada caso con un criterio de gestión rigurosa. Como si de una empresa al servicio de todos se tratara. Fomentando nuestro tejido productivo de manera que la gestión del mismo sea eficiente, rigurosa y transparente. Nuestros políticos tendrían que ser entonces, líderes profesionales con el mayor conocimiento en aquella materia que tengan que administrar. Favoreciendo todos los recursos necesarios que conlleve potenciar nuestro sistema productivo, comercial, cultural, etc. La política no se puede entender como una profesión en sí misma, e interpretar la actividad económica de un país o región, como la vaca lechera que hay que ordeñar. Esto es muy fácil, todo lo contrario, desde la administración se tiene que disponer de todos los mecanismos posibles para facilitar el tener más vacas y por ende más leche, parece ser cosa difícil de entender hoy por hoy. Por este motivo, vemos con desesperación, que el nombramiento de un presidente, consejero delegado o cualquier alto cargo, para ostentar un cargo en una empresa pública, es un premio por su fidelidad al partido, sin contar su experiencia profesional en la gestión de la actividad que desarrolla esta empresa pública. Entonces como podemos pretender que pueda impulsar su actividad. Es imposible, porque gracias al desconocimiento lo que pasará es que, como la metáfora de las vacas, ordeñará a las que hay. Y máxime en este momento en el que se avecina una importante crisis económica, es por lo que necesitamos de verdaderos profesionales de la gestión, el país tiene que poder salir adelante aparcando la política para dejar paso a la profesionalidad.

En este contexto de desencanto y desilusión, han aparecido plataformas que se basan en establecer modelos de gestión por profesionales preparados para ello. Es el caso de Barcelona Ets Tú, una plataforma ciudadana que pretende convertirse en partido político, y que entiende la política como un servicio a los ciudadanos liderado por profesionales, que no necesitan de la política y sus partidos, para desarrollar su ejercicio profesional al servicio de la ciudadanía. Un objetivo que dista de cualquier interés político partidista.

Afortunadamente empezamos a ver como aparecen nuevas propuestas en el espectro político de este país. Un cambio que nos lleva a interpretar la política hacia un modelo de gestión, siempre de la mano de profesionales competentes. Donde el control del gasto público venga establecido con criterios de una gestión eficiente y no por ideologías políticas. Por suerte, estamos a las puertas de un cambio de paradigma que va a ser el inicio de una nueva forma de hacer política.