El revisionismo histórico se ha revitalizado con los sucesos racistas en Estados Unidos. Estatuas de Colón han sido decapitadas, derribadas y lanzadas a lagos. Dicen que Colón representa el genocidio. Seguramente, podríamos añadir, siguiendo esta pauta, que Colón es el representante de una forma de hacer y gobernar en el mundo durante años. El mundo europeo, el epicentro de todo. Y quizás convendría recordar a los norteamericanos que los “padres de la patria” al igual que Colón eran racistas y causaron un gran genocidio durante años.
En Barcelona se realizó una manifestación para pedir la retirada de la estatua de Colón en el puerto. De esta guisa, izando la bandera contra el genocidio, el racismo y la represión no entiendo porque no se pide la destrucción de las ruinas romanas de Tarragona -incluso las de Roma- la Mezquita de Córdoba, los palacios de caballeros y nobles por toda Castilla o Francia, los monumentales palacios del Imperio Austro-húngaro, y así, de un plumazo, liquidamos las monarquías que atizaron todas estas políticas, incluida la inglesa, bajo la égida de la patria contra el resto de los pueblos.
Europa fue esclavista, imperialista y genocida. También lo fueron los otomanos, o los zulúes. O los japoneses como los chinos o los rusos. El imperialismo fue represor, xenófobo y racista. Sí, pero decir esto es descubrir la sopa de ajo, y destruir estatuas es tanto como ocultar nuestro pasado, insisto, esclavista, imperialista y genocida. El mundo fue así. Eran los tiempos de la política del más fuerte, del que se imponía al otro a dios rogando y con el mazo dando. Cualquier dios valía para imponerse. Es la historia. Hay que explicársela a las nuevas generaciones, pero no ocultarla.
Colón fue un aventurero, el representante de un sector de la sociedad que quería explorar nuevos mundos para hacerse con la riqueza. Le acompañaron todo tipo de personajes que se asemejan al lumpen. Cuando las cosas en el nuevo mundo empezaron a ir bien, entonces fueron los nobles para apropiarse de las riquezas. Más tarde, la burguesía incipiente hizo pingües beneficios. Y esto vale para España, Portugal, Francia, Inglaterra y para el conjunto de Europa. Bélgica, Holanda y Alemania hicieron su agosto en África. Incluso Italia inició su propia aventura en el continente negro. Y la misma regla de tres es válida para otros imperios más allá de las fronteras europeas.
Pedir ahora la retirada de la estatua de Colón, es como decir que Gaudí era el arquitecto del régimen que menospreciaba a las clases populares y las reprimía sin demasiados miramientos. La xenofobia, el racismo y el clasismo han sido los axiomas de nuestra historia. Ahora querer “impartir justicia” desde nuestros tiempos sobre momentos pasados es una majadería. Jessica Albiach, la líder de los Comunes, dijo en una reciente entrevista que el 12 de octubre ella no tenía nada que celebrar. Bien, es su posición y se entiende. El 12 de octubre es el recuerdo de un pasado imperialista, pero de ahí a suprimir de nuestra historia este imperialismo va un trecho. Colon era tan racista y xenófobo como lo fue Washington, la iglesia, mejor dicho las iglesias, o la Reina de Inglaterra. El revisionismo, en si mismo, es una anomalía. Hay que entender la historia, no ocultarla. Eso, como decía antes es una majadería. Y las majaderías las hacen majaderos.