La pandemia del coronavirus continuó en mayo destruyendo empleo hasta situar el total de personas paradas en Barcelona cerca de 138.000, 6.000 más que al terminar el mes de abril.
Mientras tanto, Barcelona, la capital del pequeño comercio, de las pequeñas, medianas empresas y autónomos continua sin arrancar. Un tercio de los establecimientos de Barcelona, que da empleo a muchas personas, está amenazado gravemente por esta crisis. Las persianas permanecen bajadas después del reinicio de la actividad, con grandes limitaciones. Un elevado número de negocios se está planteando su supervivencia, se cuestiona hasta donde pueden aguantar, con un verano incierto, con escaso turismo y pocas ayudas. Muchos negocios viven gracias a los visitantes foráneos i parece ser que este año la afluencia de visitantes a nuestra ciudad será escasa.
Estas persianas y puertas cerradas, en calles centrales de Barcelona, me preocupan y me hacen reflexionar. ¿Será que los locales se están adaptando a la “nueva normalidad”? ¿Será que esperan a que la capacidad de ocupación sea mayor para que les salgan las cuentas (especialmente en los bares y restaurantes con terrazas)? ¿O puede ser que esperen a ver las cosas algo más claras antes de recuperar a sus plantillas? No sé. Pero lo que me empieza a alarmar es que hay establecimientos que no han abierto porque han cerrado para siempre, víctimas económicas del coronavirus.
¿Y mientras tanto el Ayuntamiento de Barcelona qué está haciendo? Es necesario, más que nunca, un proyecto de ayuda para el comercio de Barcelona, es imprescindible establecer un dialogo con este sector para atender sus requerimientos y necesidades y afrontar conjuntamente el futuro de la ciudad con realismo y basándose siempre en las propuestas de este ambito, que tantos puestos de trabajo da a nuestra ciudad.
Desde mi formación política, Convergents, pedimos medidas concretas para que las empresas de Barcelona salgan de este hoyo y puedan emprender de nuevo su actividad económica sin miedos. Con un respaldo y unas garantías de continuidad que les permitan consolidar su negocio y recuperar la vida de la ciudad.
Si antes el comercio y las empresas de Barcelona se encontraban amenazados, ahora lo están mucho más. ¿Vamos a permitir que se hundan con miles de personas detrás?
Es necesario defender los productos y negocios de proximidad, la marca propia de Barcelona y es aquí la donde la administración pública juega un importante papel. Hay que tender una mano a nuestras empresas. Las líneas de ayudas al comercio y, especialmente, al sector hotelero ya tendrían que estar en marcha, es imprescindible un régimen fiscal moderado para favorecer la creación y el mantenimiento de la ocupación. La moratoria de impuestos es esencial para poder reactivar la actividad económica de los negocios con mayor tranquilidad.
La rebaja de la presión fiscal de los autónomos (son miles en nuestra capital) tiene que ser una realidad inmediata, deben tener las mismas oportunidades que las personas asalariadas por lo que respecta a sus bajas por enfermedad, a sus derechos de prestaciones de paro, de pensiones y cotizaciones, de una forma ponderada.
Proponemos impulsar un servició de asesoramiento público gratuito para nuestras empresas, que les permita resolver sus dudas, mejorar su estrategia o impulsar su proyecto. Un servicio que aporte soluciones y acceso a los instrumentos digitales para actualizar y promover el tráfico económico a través de las nuevas tecnologías. La realidad ha cambiado y los negocios también deben adaptarse a una nueva normalidad tecnológica. Eso sí, con ayuda.
Es imprescindible un plan de ocupación para la ciudad de Barcelona que apoye la reactivación del consumo y de la actividad económica. Que fortalezca Barcelona, especialmente en los sectores mas perjudicados por la COVID-19.
Desde Convergents defendemos la empresa como unidad básica de creación de riqueza, especialmente a través de la pequeña y mediana empresa y de los autónomos. La defensa de la economía social de mercado permite y ayuda al crecimiento económico y a la redistribución equitativa de bienes y servicios al conjunto de la ciudadanía. Los comercios, los negocios, el impulso de la actividad económica de nuestra ciudad es una apuesta para la mejora de la distribución de la riqueza en pro del bienestar social de las personas. Porque la persona y la mejora de su calidad de vida debe ser el centro de inspiración de todas las políticas públicas.