La diputada de ERC Jenn Díaz Ruíz ha intentado justificar su sueldo vinculando el arte flamenco al franquismo con la siguiente argumentación: “El problema de los tablaos o del flamenco como expresión de cultura catalana” es que “el franquismo lo utilizó como símbolo de identidad española contra la cultura que se hacía en Cataluña”. Nacida el 1988 en un municipio de nuevos ricos cerca de Barcelona, se nota que fue incapaz de acabar la carrera de literatura, por lo cual ignora toda la tradición literaria y artística de Barcelona y Cataluña relacionadas con el flamenco. Con sus dos nobles apellidos castellanos desde cuando el Cid, hace constar oficialmente que su profesión es la de escritora. Autora de cuatro novelitas en castellano, se estrenó en el catalán el año 2015. De sus siete libros y sus artículos en prensa no ha cobrado ni un euro, según su declaración oficial de bienes. De izquierdas y republicana desde hace dos años, ahora cobra más de ochenta mil euros anuales del Parlament, además de dietas, privilegios y prebendas. Cuando ocupó su cargo, firmó que entre todas sus cuentas sólo sumaba dos mil euros y un coche sencillito.
Con tan brillante historial académico y profesional, su dedicación a la política no le ha permitido enterarse de que Barcelona fue catedral del flamenco y que, desde antes, durante y después de Franco, le dedicaron espléndidas páginas y obras escritores y artistas catalanes como Santiago Rusiñol, Josep Pla, Sebastià Gach, Josep Maria Planes (asesinado por los anarquistas), Joan Miró, Lluís Permanyer, etc. Tampoco sabe que la doctora Montserrat Madridejos ha escrito un libro sobre El flamenco en la Barcelona de la Exposición Internacional (1929-1930), y otro sobre la mítica bailarina barcelonesa Carmen Amaya. Desconoce Jenn qué significó la Chunga para intelectuales y artistas catalanes. Como después Camarón y ahora Rosalía. Su incultura insulta a barriadas y ciudades catalanas que son cunas flamencas, como El Raval, Hostafrancs, Gràcia, Badalona, Santa Coloma, L’Hospitalet… Ni ha leído la mucha bibliografía española sobre cantaores, guitarristas y bailarines flamencos republicanos fusilados, encarcelados y exiliados por Franco.
Además de menospreciar y ofender a artistas, peñas, tablaos, sociedades de estudios musicales y a tantas personas que cantan, bailan y tocan flamenco en Cataluña, la aportación de Jenn a la humanidad consiste en cobrar de asuntos parlamentarios tan trascendentales como: Derechos sexuales y reproductivos. Derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista. Salud reproductiva. Igualdad de las personas. Y una comisión de control de medios de comunicación amarillos. Ni una iniciativa parlamentaria suya y ni una intervención desde su escaño. Con su profunda sabiduría, talento e infatigable capacidad de trabajo, se ocupa también de ocultar y hacer olvidar que los Coros y Danzas de la Sección Femenina falangistas y franquistas incluían sardanas en sus actuaciones. Y lo mucho que se lucían ante el dictador y las cámaras del Nodo cada festividad sindical de San José Obrero y cada 1 de octubre, Día del Caudillo. ¿Le suena de algo dicha fecha a Jennifer, Juanita o Joana?