Una gran movilización vecinal de personas, agrupaciones y plataformas ciudadanas han puesto el grito en el cielo, al ver como se aprueba y se concede la licencia de obras para la construcción de dos edificios de unos 40 pisos en los jardines de la antigua finca de Can Raventós, situada en las calle Fontcoberta y Bonaplata de nuestra ciudad. Un solar frondoso que rodea la antigua casa señorial de Can Raventós, construida entre el 1805 y 1819, por Bacigalupi Ottone, un comerciante emparentado con la familia Güell. Desde la plataforma vecinal Defensem Can Raventós, se están movilizando para evitar que se construyan estos pisos de lujo en un solar que es uno de los últimos jardines que aún hoy en día se conservan en el barrio de Sarrià. Un barrio que desgraciadamente tiene una fuerte carencia de zonas verdes.
Este pasado día 23 de septiembre, el ayuntamiento aprobó el planeamiento urbanístico que permitía la construcción de estos pisos. Desde la plataforma Defensem Can Raventós han denunciado algunas irregularidades administrativas en la tramitación del expediente para la obtención de esta licencia, tanto es así, que la Oficina Antifraude gracias a la denuncia de esta plataforma la ha aceptado a trámite. Desde las agrupaciones vecinales insisten en preservar el jardín como zona verde pública para el barrio, así como convertir la antigua casa de Can Raventós en un equipamiento municipal. Un proceso que se llevaría a término compensando a la propiedad mediante la permuta de techo edificable en terrenos que tiene el mismo ayuntamiento, y de esta forma no perjudicar los intereses de la propiedad.
Los vecinos están molestos por la actuación municipal, principalmente por dos motivos, en primer lugar por la aprobación de un planeamiento urbanístico que reduce, privatiza y afecta el jardín actual, y por otra, por las formas y el procedimiento seguido por el consistorio para llevar a término el planeamiento. La falta de transparencia y el procedimiento de aprobación han contribuido a poner sobre alerta a las organizaciones vecinales. Un proceso que viene de lejos, ya en el año 2016 se presentaba un plan para esta finca que fue tumbado por el Ayuntamiento bajo el mandato de Barcelona En Comú, porque sorprendentemente no recogía las demandas de los vecinos. Sin embargo según la agrupación Defensem Can Raventós, entre el Plan de 2016 y el que ahora se ha aprobado existe únicamente una diferencia de poco más de un centenar de metros cuadrados. Curiosamente con el mismo gobierno, se ha dado el visto bueno del consistorio.
El gobierno de Ada Colau aún está a tiempo para enmendar este desafortunado ejemplo que está dando a la ciudadanía, recogiendo los intereses de los vecinos que a fin de cuentas es para quien administra. Todavía se puede dar la solución a semejante despropósito y salvar no solo el jardín sino también la casa de Can Raventós. Un reto que tiene por delante este consistorio que se vanagloria de entre otras cosas, de decirnos que entre sus objetivos está la promoción de un urbanismo táctico al servicio del ciudadano. A ver si es verdad, la pelota está sobre su tejado.