El incremento de la factura de la luz justo cuando más frío hace y más se necesita tener la casa caliente ha sentado como un tiro a todo el mundo. Según Eloi Badía, cerebro privilegiado de la administración Colau, estas cosas no pasarían si dependieran de él, pero nadie le ha creído porque ya estamos acostumbrados a oírle hablar de soluciones milagrosas para asuntos que no las tienen o que no dependen de él, como es el caso del temible pool de las eléctricas, al que, en todo caso, debería poner en su sitio el gobierno central si es que puede o quiere, lo que también está por ver (hasta ahora, solo se han registrado una queja a beneficio de inventario por parte de Podemos).
Lo que sí ha hecho el Ayuntamiento de Barcelona en relación con el suministro eléctrico es acabar con la gratuidad de la que disfrutaban los 5000 usuarios registrados de vehículos enchufables en alguno de los 500 puntos repartidos a tal efecto por la ciudad. A partir del 18 de este mes, se acabó lo de recargar gratis el coche, y los precios de llenar metafóricamente el depósito oscilarán entre 6 euros para los híbridos y veinticinco para los eléctricos. Si los propietarios de estos vehículos creían que se iban a librar de la guerra sorda de Ada y los suyos contra el tráfico rodado, iban listos. Se les agradece su fe en el coche eléctrico, pero, a partir de ahora, a apoquinar, como todo el mundo, como si la electricidad viniera de otro planeta (según mantenía Lou Reed en una canción de The Velvet Underground).
Yo ya sé que la obligación de todo ayuntamiento es recaudar, como la del presidiario es fugarse. Pero si te quejas de lo que contaminan los coches tradicionales, obligas a la gente a cambiar de vehículo porque el que tienen ensucia el aire que es una barbaridad, plantas bloques de hormigón en la calzada para que se los coman los motoristas y, en suma, no paras de inventarte medidas para que, en plena pandemia, la gente se vea obligada a coger el transporte público para alegría del virus, deberías dar un poco más de cuartelillo a esos 5000 visionarios que se han comprado un coche eléctrico.
Lo que ha hecho con ellos el ayuntamiento recuerda, con perdón, a esos camellos que te dan gratis la primera papela de heroína para que te enganches y acabes comprándosela a tocateja al precio que te pidan. O sea, tú te pasas a la electricidad porque aspiras a ser un ciudadano modelo y no contaminante, disfrutas de un cierto chollo durante un tiempo y, de repente, coincidiendo con la subida de la factura de la luz, te dicen que ya puedes empezar a aforar. No sé si éste es el momento más oportuno para poner en marcha tal medida. Y, que yo sepa, los conductores de vehículos contaminantes no se habían quejado invocando a ningún agravio comparativo, con lo que lo del cobro por recarga eléctrica suena un pelín a oportunidad recaudatoria.
Ya sé que éste y todos los demás problemas que afligen a la sociedad española se solucionarían nombrando jefe del estado a Eloi Badía, tras enviar al exilio al Borbón, pero me temo que la cosa no es inminente.