El próximo septiembre se cumplirán cinco años de la superilla del Poblenou. Modelo que será replicado por parte del gobierno de Ada Colau en diferentes distritos de Barcelona, como por ejemplo en El Eixample, una decisión que puede poner en peligro la movilidad de la tan admirada trama urbanística del Plan Cerdà.
Según la definición que da el Ayuntamiento de Barcelona, el programa de superillas consta de la creación de un modelo de transformación de las calles de toda la ciudad, con el objetivo de recuperar para la ciudadanía una parte del espacio que actualmente ocupan los vehículos privados. El reto es conseguir un espacio público y saludable, más verde, más justo y seguro, que favorezca las relaciones sociales y la economía de proximidad.
Pero todo es una quimera. Después de casi cinco años de la creación de la superilla del Poblenou, lo único útil han sido cuatro mesas para hacer picnic y dos columpios ubicados en la calle Sancho de Ávila, entre Llacuna y Roc Boronat. Es decir, aproximadamente unos 100 metros de superilla. Es necesario rebajar el tráfico y la contaminación de los barrios, pero sin convertir las calles en auténticos desiertos urbanos.
Lo que iba a ser y en lo que se quedó:
- Área de juego infantil
Los niños únicamente juegan en los dos columpios cuando salen del colegio, columpios que podemos encontrar en cualquier parque de Barcelona sin necesidad de cerrar nueve manzanas y plantarlos en medio de la calzada. Ni juegan en la pequeña pista de atletismo, ni la gente patina por las calles de la superilla, y muchos menos se realizan actividades culturales o lúdicas (quitando las que se pueden hacer una vez al año cuando es la festividad de las fiestas del Poblenou), por lo que todo el espacio está vacío, desangelado y solitario.
- El doble de zonas verdes
Otro de los motivos de la creación de la superilla fue para aumentar las zonas verdes, y las hay, pero muy descuidadas: vegetación seca y suciedad como pasa en los jardines del Museo de Can Framis. Además, cuando cae la noche ya nadie pasea por esos jardines debido a la nula iluminación y a que mucha gente sin techo utiliza este lugar para dormir. Es generalizado que las zonas verdes de las superillas están abandonadas.
- Reducir el tráfico y en consecuencia la contaminación
El tráfico no se ha reducido, únicamente se ha concentrado en las calles de alrededor. La calle Llacuna, que va desde el cementerio del Poblenou hasta la Gran Via, ha visto aumentado su tráfico. Lo mismo ha sucedido en la calle Pallars, creando una gran congestión alrededor de la superilla y eso se traslada a un aumento de la contaminación y del ruido.
Es muy curioso que al introducir en Google "Superilla Poblenou", las imágenes son idílicas, gente paseando, otros sentados tomando el sol, niños jugando y divirtiéndose, jardines lustrosos, algo con lo que todos soñaríamos. Pero los vecinos que pasamos diariamente por ahí podemos afirmar que dista mucho de la realidad. Las mejoras que se iban a lograr para el barrio gracias a este magnífico modelo se quedaron en palabras y en esas imágenes de Google pero realmente es una zona sin vida, sucia y degradada que ha comportado la reducción de ventas de muchos comercios de alrededor y menos calidad de vida de muchos vecinos.