Iniciamos semana de comisiones en el Ayuntamiento de Barcelona y una vez más presentamos una propuesta en relación a la escuela concertada.

No hace mucho las calles de nuestra ciudad se llenaban de una comunidad educativa y unas familias indignadas por la aprobación de una pésima ley educativa profundamente injusta, sectaria y que en nada mejorará la calidad de nuestra educación. Una ley que se tramitó de espaldas a su opinión y que tiene como principal objetivo erradicar la escuela concertada.

Su voz se oyó en las calles y de forma alta y clara, pero también debe ser oída en las instituciones, y este es nuestro propósito en cada foro que tenemos a nuestra disposición. Alguien debe defender el sistema educativo de una forma desacomplejada y comprometida, y en esa lucha siempre nos van a encontrar.

Lejos de cuidar y trabajar por la excelencia de nuestro sistema educativo, nuestros gobiernos actuales (tanto el central, como el de la Generalitat, y el del Ayuntamiento) parecen empeñados en empobrecerlo hasta destruirlo.

Una ley que no premia el esfuerzo y la excelencia habla muy mal de aquellos que la promueven. Y una ley que no defiende el sistema educativo actual, sino que ataca a una parte importante del mismo es, sin duda, una pésima ley educativa que no augura nada bueno para las futuras generaciones.

Pero hay un tema que, desde hace tiempo, seguimos con mucha preocupación: la OPA hostil que desde las propias instituciones se está haciendo a los centros concertados. Una persecución que ha pasado de ser sólo ideológica, a tener una clara voluntad de hacer desaparecer cualquier presencia de colegios concertados, reduciendo tanto la oferta educativa como la capacidad de decisión de los padres.

En la próxima Comisión del martes vamos a proponer dos acciones que consideramos indispensables para el sector: 1) ofrecer una alternativa, vía convenio económico, a aquellos centros concertados que tengan problemas económicos para mantener su actividad y que no deseen integrarse a la red pública educativa; 2) analizar y plantear esta alternativa a los centros concertados que hayan solicitado integrarse en la red pública y que estén pendientes de la ejecución del Decreto Ley 10/2019.

La propuesta tiene una relevancia que no es menor, puesto que mediante el Decreto Ley mencionado, la administración pública ejerce de fondo buitre disfrazándose de "salvadores". Infrafinancia sistemáticamente la escuela concertada (a la que además prohíbe cobrar donaciones o ayudas extra a las familias para poder afrontar los gastos que debería cubrir la administración) y cuando la escuela está ahogada económicamente y no puede hacer frente a un inversión exigida por la propia administración que la asfixia económicamente, ésta aparece como la gran salvadora asumiendo los gastos de inversión con la condición, eso sí, de que abandonen el concierto y se integren en la red de escuelas públicas. El sistema resulta perverso y de una ética más que dudosa.

Con nuestra propuesta no pretendemos favorecer a los centros concertados, sino simplemente ayudarles en esta grave crisis que están viviendo, pidiendo a la Administración que les ofrezca un salvavidas alternativo que les permitirá seguir existiendo mientras se trabaja para dar cumplimiento a la financiación establecida por ley.

Queremos que los centros concertados que no quieran integrarse en la red de colegios públicos puedan seguir ofreciendo sus servicios y puedan seguir educando a nuestros hijos. Y queremos hacer entender a aquellos que nos gobiernan que los centros concertados son también sus aliados ante los grandes retos educativos que debemos afrontar, que forman parte de nuestro sistema educativo, que han mostrado excelencia en su trabajo y que no compiten con el sistema público sino que lo complementan.

Debemos trabajar para formar ciudadanos empoderados y no contribuir o aceptar la mediocridad. Tenemos que luchar por una sociedad educada y no por una sociedad sumisa, acrítica y dependiente del Estado.

Todos los niños tienen derecho a una buena educación para convertirse en mejores adultos, y en eso deberíamos centrar nuestros esfuerzos y poner todo nuestro empeño.

Víctor Hugo dijo que «El que abre la puerta de una escuela, cierra una prisión.» Cuidemos nuestras escuelas porque son un tesoro, porque son el futuro de nuestros hijos. Atacarlas y estigmatizarlas no es sólo atacar nuestro sistema educativo, sino atacar nuestras libertades como padres, y atacarnos a nosotros mismos como comunidad.