Ada Colau no se postula como sucesora del marqués de Galapagar. No se sabe si alguien se lo ha pedido, o si es un globo sonda para que alguien se acuerde de ella después de hundir la candidatura podemita con su apoyo en el último mitin madrileño. Suponiendo que alguien proponga a Ada para borrar del mapa a Podemos, es la persona más adecuada, ya que va de gafes en gafes cada semana.

Así, en una semana los comerciantes de  la Boquería abominan de ella porque no acaba con las palomas y sus excrementos que manchan e infectan a vendedores, compradores y turistas. No es raro, ya que Colau quiere acabar con el turismo y con el comercio de calidad al precio que sea, y los bombardeos de heces es otra arma biológica. También promete retirar los bloques de hormigón el año que viene sin explicar cuánto costaron, cuánto se pagó por su instalación, cuánto más por su retirada y cuánto valdrá pintarlos a su gusto y devolverlos a las calles para acabar con motoristas y ciclistas. Sufrido el temible gusto de Colau en el arte y los colores, mejor sería enterrarlos bajo el mar del rompeolas y olvidarlos para siempre.

Hay más. Ha caído una rama sobre un chiringuito de la Ciutadella, y van ya un montón por fatal mantenimiento. Los monopatines usan un monumento dedicado a las presas políticas de la República, guerra y postguerra como pista de entrenamiento, ya que los pedruscos instalados son otro de sus insultos a la ética y a la estética. Se ha destrozado un irrepetible mural  de Guinovart sin que nadie del Ayuntamiento se percatase. También se ha deteriorado hasta hacerlo ilegible el primer monumento de Barcelona dedicado a los gais en memoria de un travestido que fue asesinado en el lugar. Además, se repone el monumento a David y Goliat en la Villa Olímpica, que se derrumbó bajo su malhadado mandato.

Suma y sigue. Tres partidos de más o menos centro derecha y más o menos centro izquierda se han unido para sacarla del trono, algo insólito en Catalunya que no había pasado desde aquel tripartito. El Tribunal Supremo ha tumbado el Madrid Central de su admirada camarada Carmela, con lo cual ya se ve venir lo que puede pasar a las súper-islas de la felicidad, especialmente a las del descuartizado Eixample. De momento, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha abortado “por falta de rigor” el plan de Ada y su concejala Janet para impedir que crezca la riqueza que aportan los hoteles. Con la misma falta de rigor de siempre, Colau predica ahora que los coches son la causa del retardo cognitivo de niñas y niños. Con lo cual se comprende su limitada capacidad cognitiva, ya que fue una niña que creció entre coches y motos.

En consecuencia, sería bueno para Barcelona que se vaya a Madrid. Allí podría aprender algo útil de Isabel Ayuso y de paso liderar Unidas Podemos, ya que si dice que no quiere hacerlo, es que desea hacerlo, usando siempre la mentira como método. En cuanto a los barceloneses, sepan que si a su ventana llega una paloma, no la traten con cariño, que es una rata voladora enviada por Colau para ensuciar todavía más Barcelona.