Su aparentemente refinado plan para avalar a quienes supuestamente malversaron el dinero de todos los catalanes ha sido un auténtico desastre. Ni una sola entidad bancaria quiere tener nada que ver con el entramado que pretendían crear para avalar el dinero requerido por el Tribunal de Cuentas.

Ahora el Gobierno de la Generalitat pretende utilizar al Instituto Catalán de Finanzas para avalar directamente. Sin esconderse y sin complejo ninguno. Pretenden utilizar dinero público de todos los catalanes para avalar a quienes supuestamente malversaron. ¿Qué sentido tiene? Ninguno. Y muy probablemente el propio TdC no acepte dinero de un organismo público y acabe embargando a las personas en cuestión.

El independentismo buscaba una fórmula para avalar a los suyos y ha acabado quedándose fuera de juego. Pero sus movimientos nos han permitido ver lo de siempre. Lo común, lo de todos, no les importa lo más mínimo. Lo que les importa es lo que les toca a ellos. A su dichoso procéspostprocés o como queramos llamarlo.

Lo de centrarse en cosas menores no es algo nuevo. La inacción y la nefasta gestión de la Generalitat hace muchos años que se centra en cosas como esta. Se han olvidado de la sanidad, de la educación. Tantos años reclamando más competencia y resulta que las que tenemos no las gestionan o las gestionan mal. Somos la comunidad autónoma que más tarde paga a sus proveedores de toda España. ¿Eso también es culpa del Gobierno de España? Barcelona, por ejemplo, es la administración pública que más rápido paga a sus proveedores. 11 días de media. Esa es una gestión eficiente. Y es cuestión de voluntad y de capacidad, pero parece que algunos solo tienen voluntad para lo de siempre. Para su obsesión separatista.

La Generalitat ha incumplido para con los ciudadanos de Cataluña, pero sobre todo para con los ciudadanos de Barcelona. Por eso es siempre entretenido ver proposiciones como las del pasado pleno del Ayuntamiento de Barcelona. Ver a Esquerra Republicana buscando el modo de exigir más al Gobierno de España y obviando por completo a la Generalitat es uno de esos espectáculos grotescos que empiezan a ser constantes. De la Generalitat solo se acuerdan cuando les viene bien. Cuando se trata de exigir piden a España. Es gracioso, ¿no? A mí siempre me ha parecido pura poesía ver como independentistas que odian al Estado piden al mismo.

En cualquier caso, yo particularmente, estoy muy a favor de que Barcelona cuente con los mayores recursos posibles. Y de hecho, si somos la capital de Cataluña, deberíamos contar con un apoyo mayúsculo por parte de la Generalitat. Para empezar, la Generalitat haría bien en saldar la deuda de 225M€ que acumula para con Barcelona desde 2001 y que afecta a educación, salud, servicios sociales y vivienda. Estaría muy bien que desde la Generalitat pusieran el mismo empeño que ponen en buscar el modo de avalar a políticos que supuestamente han realizado un mal desempeño de sus labores que en dotar a su capital de recursos para luchar contra la pobreza y las desigualdades. Desgraciadamente sabemos que no lo harán, y tenemos que resignarnos a ser conscientes de que desde Barcelona deberemos buscar el modo de suplir todo lo que deja de hacer la Generalitat.

Durante la pandemia, de hecho, Barcelona ha tenido que hacer un sobre esfuerzo para afrontar las medidas necesarias para garantizar la salud y la seguridad de toda la ciudadanía pese a no tener todas las competencias.

Afortunadamente, en todo este tiempo, el Gobierno de España es y ha sido un aliado en la lucha contra la pandemia. Ha tratado de facilitar la vida al mundo local. Se permitió la suspensión de reglas fiscales, se permitió usar déficit a los Ayuntamientos, se les permitió generar deuda y usar remanentes de tesorería. Esto es una gran ayuda para los ayuntamientos.

Ahora el Estado es también un aliado para la recuperación. A diferencia de la crisis anterior, a la que se dio una respuesta basada en la austeridad que generó pobreza y precariedad, desde el sector público se ha dado una respuesta expansiva. El Ayuntamiento de Barcelona cuenta con el presupuesto municipal más elevado de la historia (3.200M€) y con cifras récord de inversión. Ahora solo falta que contemos con una parte significativa de los Fondos Europeos y que estos lleguen directamente a las ciudades.

Barcelona lo tiene todo para hacer frente a los retos que tiene por delante. A la Generalitat, ni está ni se le espera.