Barcelona es una ciudad que siempre ha estado ligada al mar. El mar representa un activo de valor incalculable para Barcelona desde los inicios del comercio marítimo en la época romana hasta la época contemporánea, con un puerto que sigue siendo un gran motor económico.
Nuestra tradición mediterránea es uno de nuestros grandes tesoros aunque desgraciadamente durante años lo hayamos olvidado. La ciudad durante muchos años vivió de espaldas al mar. Con los Juegos Olímpicos del 92 la ciudad volvió a mirar al mar gracias a la redefinición del frente marítimo. Ser una ciudad con mar implica una gran ventaja competitiva respecto a otras ciudades. El mar es calidad de vida, es oferta de actividades, es diversidad de productos, es posicionamiento internacional. Es una gran oportunidad si sabemos jugarla.
El pasado jueves se presentó una medida de gobierno que muestra la apuesta de nuestra ciudad por la Economía Azul. Una medida que es un proyecto de ciudad que solo puede abordarse desde la colaboración público-privada. Según explicó el pasado jueves Jaume Collboni en la presentación de la medida, se destinarán más de 40 millones de euros y 52.000 metros cuadrados para impulsar la Economía Azul en la ciudad. Se abordará una nueva transformación del Puerto Olímpico generando un nuevo espacio ciudadano donde vivir, disfrutar y trabajar. Un espacio referente en sostenibilidad y divulgación marina, referente en náutica, en deporte y en gastronomía bajo la gestión pública a través de B:SM. Y el punto de partida de la ciudad es inmejorable.
El sector engloba actividades muy diversas (transporte marítimo, logística, pesca, industria, náutica, turismo azul, ciencia) y en Barcelona ocupan a 15.806 trabajadores, generando unos 3.826 millones de euros de facturación anual a lo largo de los 16,67 kilómetros de nuestro litoral y que representa un 4,3% del PIB y un 1,4% de la ocupación en la ciudad.
Somos el décimo puerto europeo en volumen de contenedores con 66 millones de toneladas de mercancías. Contamos con espacios con potencial en el litoral: Puerto Olímpico, Nueva Bocana, Zoo marino... Con una rica actividad cultural, deportiva y de ocio: clubes náuticos, espacios de divulgación (Museo Marítimo, Acuario...). Una potente distribución alimentaria de origen marino con Mercabarna como referente en la distribución mayorista. Espacios de investigación y educación, como el Instituto de Ciencias de Mar, el centro de investigación marina más grande de España y uno de los más importantes del Mediterráneo. Además, este es un ámbito estratégico por el que podríamos optar a recursos de los Fondos Europeos Next Generation.
Tenemos la oportunidad de posicionar a Barcelona en el contexto europeo como una ciudad referente de la Economía Azul, ayudando a potenciar y diversificar nuestro modelo económico. Hemos superado la fase de vivir de espaldas al mar progresivamente. Nos hemos ido abriendo al mar en urbanismo, en ciudadanía, en economía del visitante, en ocio y en deporte. Ahora damos un importante paso a nivel económico.
El mar tiene un gran potencial como motor económico. Según Naciones Unidas, se estima que los mares constituyen una fuente vital de riqueza y que contribuyen entre un 3,5% y un 7% al PIB global. El valor económico de las actividades relacionadas con el mar en el Mediterráneo es de 450.000 millones de dólares anuales. Tenemos el reto de asegurar la sostenibilidad del ecosistema marino para que pueda ser uno de los motores clave de la ciudad.
Vivimos en un mundo que tiene encima de la mesa el reto de lograr los Objetivos de París para limitar el calentamiento global, y de implementar la Agenda 2030 de la ONU (ODS) para asegurar un desarrollo sostenible. En este contexto, la apuesta de Barcelona por la Economía Azul es una gran respuesta local para ayudar a lograr algunos retos globales.