Mucho malgastar dinero público en propaganda y en asesorías de lujo para ensalzar su ego, para nada. Ada Colau se va a Valencia a exhibir figura politiquera con sus amigas rojillas y resulta que la clase obrera la increpa en la calle y la llama “comunista caviar”. Pagar casi medio millón de euros a una empresa para diseñar los actos comunicativos del Ayuntamiento y de la alcaldesa es inútil, ya que el analfabetismo esencial es crónico y no tiene remedio. Aunque lo intente una agencia famosa por sus anuncios publicitarios de grandes y multimillonarias marcas de cervezas, aguas minerales, cafés, chocolates y cosmética. Al servicio de la sociedad de consumo pura y dura, inundan el mercado con algunos productos que Colau desaconseja y maldice. Así, pocos serán los convencidos de que la alcaldesa es tan comunista que no tiene buen gusto ni para saborear un sucedáneo de caviar. Lo suyo, según actuó en el No-Do 3 poco después de ser alcaldesa, es el pan con tomate y alguna tortillita. Elevando desde entonces su fingida sencillez a ignorancia gastronómica.
Escondida del público Águeda Bañón, su directora de comunicación y artista post porno que orinaba en público en la vía pública, Colau ha contratado a un aristócrata del periodismo que ha dirigido y subdirigido prensa madrileña tan de izquierda revolucionaria como El Mundo y el Grupo Prisa, entre otras actividades. Considerado un gurú de la comunicación a la madrileña, se dedicará a “perfeccionar el lenguaje inclusivo”, a “rediseñar las multas” y al “asesoramiento intelectual”, entre otras necesidades urgentes de la población barcelonesa. Todo ello, por unos módicos honorarios de casi diez mil euros mensuales. Amigo de la Carmela amiga de Colau, es parecido al oráculo de Pedro Sánchez que cayó del pedestal y habla pestes de su antes cliente y amigo. Vendedores de crecepelo al mejor postor, tanto les da lavar la imagen de una politicastra como Colau, que revender productos ideológicos caducados, o sentar cátedra sobre la nueva y ridícula feminiparla.
El dispendio de Colau en publicidad, imagen, autobombo y propaganda sería un escándalo si ella no fuese un escándalo en sí misma. Charlatana defensora de pobres, desvalidas, okupas, migrantes y marginadas/os/es de todo el arcoíris, contrata directores espirituales de gama alta y chiquilicuatres más capitalistas que Adam Smith. Acostumbrada al gemido y al engaño, sus santones “intelectuales” deberán empezar de cero y enseñarle que ya los clásicos griegos detestaban a los demagogos. Que su seguridad, cuando opina sobre asuntos que ignora y no son de su incumbencia, chirría e irrita. Que le tocará afinar la trivialidad de sus ideas desvencijadas. Que para que algún medio de comunicación pueda disfrazar de prestigio la estupidez, es necesario que una boba perfecta parezca algo culta, aunque en el caso de su clienta no hay más cera que la que arde. Carente de sentido del humor, quizá le hagan leer y entender algunas líneas del Origen y definición de la necedad, de Quevedo. Autor también de La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero, obra plagada de traidores/as hasta a sus propias causas.