Hoy día 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2021. Hemos de trabajar todos unidos para luchar contra una de las peores lacras que tiene nuestra sociedad. Es vital implementar medidas para poder detectar y ayudar a las mujeres que están sufriendo y que no han dado el paso de denunciar, muchas veces por miedo a su agresor.
Deben tener el apoyo de los profesionales que necesiten; explicar su sufrimiento es recordar el daño que han sufrido y las repercusiones que ello conlleva. No olvidemos que el sufrimiento puede ser físico y/o psicológico y ambos deben de ser tratados con todas las medidas que se requieran.
No puedo obviar en este año las imágenes que hemos visto en Afganistán, de cómo muchas mujeres perdían derechos que siempre deberían habían tenido y que no ha sido siempre así. No debemos olvidarnos nunca de ellas.
Tampoco podemos olvidarnos de muchas mujeres mayores que han pasado muchos años de sufrimiento, que no han denunciado y que no pueden hacerlo por un tema económico. Es vital detectar y atender estos casos para que puedan vivir lejos de su agresor.
Pero, en ocasiones, los gobiernos que presumen de ser de izquierdas establecen medidas que no sirven para solucionar este gran problema. Abrir un centro de masculinidad o los nuevos lenguajes a los que llaman inclusivos, no ayudan.
El primero parece más bien un ataque a los hombres que una ayuda a las mujeres que lo necesitan. No hay que atacar a los hombres, la gran mayoría de ellos respetan a las mujeres y condenan la violencia. La generalización es un defecto que se ha instaurado en ciertos sectores que no ayuda en absoluto a luchar contra la violencia.
Y el segundo, es un ataque al idioma y una pérdida de dinero público.
Hombres y mujeres debemos trabajar unidos para luchar contra la violencia, y más cuando en ocasiones la sufren los menores. Durante el confinamiento domiciliario muchos menores sufrieron agresiones sin poder disponer de la ayuda necesaria. Por ello, es vital incrementar las ayudas también en este ámbito.
La ideología hay que dejarla atrás y hay que invertir en prevención y en educación.
Se deben fomentar, entre los menores, todos aquellos factores que hacen que las personas no discriminen, que acepten la diversidad y que el respeto sea protagonista. No caigamos en el error de culpar a un sector de la población cuando se necesitan de ambos para luchar contra la violencia y construir nuestra sociedad.