El pasado 29 de mayo, quedó escrito en este diario: Colau supera a Mataró y a Sant Pol de Mar. “Dispuesta a batir récords para ser la alcaldesa más ridícula de Barcelona, Cataluña y otros continentes, Ada Colau ya supera a ciudades tan legendarias como Mataró y Sant Pol de Mar. Porque cuenta una leyenda que en Mataró construyeron su primer tranvía dentro de un hangar, y a la hora de inaugurarlo no podía salir por la puerta. Por su parte, la leyenda de Sant Pol de Mar relata que instalaron un reloj de sol y le pusieron una visera que lo protegía del sol y de la lluvia, pero lo convertía en inútil”. Ahora, la alcaldesa se ha superado a sí misma encargando coches eléctricos cuando no hay donde enchufarlos.
El populismo, la demagogia y la mentira estructural pasan factura. Como a aquellos políticos decimonónicos que prometían hacer puentes para cruzar ríos hasta en aldeas por donde no pasaban ríos. Como Alejandro Lerroux, que comía arenques ante el pueblo para demostrar que era uno más de la plebe, y antes o después se daba un opíparo festín en el restaurante del tren en el que viajaba. También cabe recordar el fin de parejas populistas como Perón, Mussolini y Ceaucescu, entre otros ejemplos de felones a sus pueblos. Aprendiz de Castro, Chávez y más tiranos, el autoritarismo, el despotismo, la arrogancia, el sectarismo y la incultura de Colau la han dejado con las vergüenzas (si tuviera) al aire.
Ha prometido imposibles y ha malgastado dinero público en hacer propaganda de coches oficiales eléctricos aunque los técnicos municipales lo desaconsejan. Y les sobran razones, porque: “disponer de una flota con tecnología eléctrica podría comportar un riesgo para el servicio que no se puede asumir”. “Las infraestructuras de que disponemos no son suficientes para garantizar la disponibilidad de zonas de carga”. “Las obras de electrificación comportan un gasto económico”. “Se requieren muchos meses para poder tener los puntos de recarga funcionales”. “El coste de arrendamiento de un vehículo eléctrico es muy superior al de los vehículos sin esta tecnología”. “Hay que añadir el coste de la infraestructura de recarga”. “Falta de lugares de suministro y elevado coste del servicio”.
Estos informes desmontan las falsedades ecológicas propagadas por Colau y su actual enemiga Janet Sanz. Desvelan que la fobia a los coches es una patología particular de ambas. Las delatan como propagandistas de algo que ni existe ni existirá hasta dentro de bastantes años. Han causado daños y perjuicios a la industria automovilística. Arruinan a transportistas con su urbanismo saqueador y exterminador de vehículos no eléctricos y no ofrecen alternativas. Todo su montaje es otra de sus falacias.
Acostumbrada a los enchufes durante su fatua biografía, a los dedazos y a sus artimañas políticas y administrativas, la alcaldesa se busca ahora otro enchufe mediante la ministra Yolanda Díaz, a la que usará y traicionará lo antes posible. La ilusa gallega desconoce el consejo de su paisano Camilo José Cela que decía: “huya de los tontos, porque con un tonto al lado no se llega a ninguna parte”. Aunque no dijo tontas, se sobreentiende que, con Colau en la alcaldía, Barcelona no llegará a otra parte que no sea al ridículo permanente, el fracaso y el declive. Y de momento, cuatro muertos más en su gestión.