Parece que todos los indicadores apuntan hacia un mismo lugar: el ecosistema startupero de nuestra ciudad se está recuperando, está haciendo los deberes con nota. Si hablamos a través del lenguaje de las cifras de inversión, Barcelona está siendo capaz de crear iniciativas de éxito y, lo más importante, sostenibles en el tiempo. Pero tenemos una gran oportunidad que nos brinda el aprendizaje de todos estos años. Hemos visto y entendido que startups tradicionales, de modelo de e-commerce, están muy bien, pero hay que ser conscientes de que difícilmente puede haber más de un Glovo.

Cosas que deben mejorar: durante muchos años nuestras startups han generado altas rentabilidades para los inversores, pero bastante poco retorno a nivel social, ya que modelos de negocio sostenibles que creen puestos de trabajo no hemos levantado tantos. En este aspecto tenemos mucho que mejorar, mucho por aprender. La gran oportunidad que ahora tenemos por delante no se basa en utilizar la tecnología para transformar un sector o un modelo de negocio (tipo venta por internet de productos). El siguiente paso en firme será construir con la tecnología, de la mano del universo tech.

Lo cierto es que la tecnología puede crear altas rentabilidades para los inversores y, a su vez, generar un verdadero impacto social positivo, al servicio de las personas, de los ciudadanos, de todos nosotros. El objetivo es tener una nueva industria basada en el conocimiento que cree puestos de trabajo y bienestar para todos. Esta es la verdadera encrucijada, nuestra gran oportunidad.

Afortunadamente, Barcelona está lanzándose de manera decidida en brazos de la deeptech, es decir, del virtuoso binomio entre la excelencia científica y los diversos sectores de la industria. Hablando hace poco con Oscar Sala (director de The Collider, Mobile World Capital Barcelona), entendí que los retos sectoriales se desarrollan con tecnología propia, la nuestra, la de aquí. Y esa es la palanca de cambio, el eureka que lo transforma todo.

En Barcelona contamos con fantásticos equipos de investigación que ya están dando respuesta a retos de nuestra sociedad, generando puestos de trabajo, gracias a la nueva economía del conocimiento. Tan solo hace cuatro años que existe The Collider y ya han impulsado 15 startups de éxito. Más allá del retorno de cada inversor, se trata de realidades que tienen un verdadero impacto social.

Dos ejemplos nacidos desde las entrañas de The ColliderAllRead, inteligencia artificial por diagnóstico a través de la imagen, para leer con cámaras imágenes de objetos en movimiento. Ojo al dato… Leen trenes y leen containers, es decir, convierten la realidad en información, en datos inteligentes. Logística del siglo XXII

Otro caso que acaba de salir del horno de The Collider: DeepDetection. Estan produciendo un hardware que consiste en una cámara de rayos x que detecta, por ejemplo, plásticos en la cadena alimentaria. Pero de lo que cuesta aprender a emprender sabe mucho Josep Coll. En su libro, que acaba de salir al mercado, Cómo montar una startup de éxito con 3.000 euros al 4º intento, hace memoria acerca de lo que le costó levantar su primera startup, Red Points, hoy una de las principales legal tech a nivel mundial, pero cuyo desarrollo estuvo a punto de arruinarlo hasta en tres ocasiones.

Por eso Josep tiene claro que cualquiera no vale para emprender. "Para emprender hay que estar dispuesto a currar muchas horas, a no tener fines de semana, a trabajar mientras los otros están de vacaciones. Y saber que, incluso así, puedes no tener éxito si no es tu momento o si tu proyecto no enamora. Por eso, yo recomiendo que solo emprendan quienes de verdad sientan esa pasión dentro que no les deja dormir si no están poniendo en marcha sus ideas y negocios".

¡Y si no quieres caldo… Dos tazas! Coll acaba de poner en marcha, tan solo hace un añito, su segunda startup, RepScan, nacida en plena pandemia.

Le pregunto qué es lo que le falta a Barcelona para crecer más, como centro de emprendimiento. Lo tiene súper claro: "Hace falta creérnoslo y ser capaces de atraer talento internacional. Nuestro atractivo como ciudad, el clima, las condiciones laborales,... todo es lo suficientemente positivo para convertirnos en el principal centro emprendedor de Europa. Pero nos están superando ciudades como Tallin, en Estonia, que en principio parecían menos preparadas para convertirse en un foco de emprendeduría europeo. Por eso necesitamos una apuesta decidida a nivel social, empresarial y gubernamental".

Se podía haber dicho más alto… Pero jamás más claro. Por tanto, vamos bien (¡palmadita en la espalda!), pero podemos ir mucho mejor. Barcelona se está consolidando como el quinto hub europeo a nivel de rondas de capital. Nuestro ecosistema de startups ya está en 1,4 billones de inversión, contamos con unicornios europeos…

Pero nuestro gran reto va a ser generar una economía del conocimiento, la industria del conocimiento, estableciendo una alianza estratégica entre la investigación científica y las empresas productivas. Si se revisa el Nasdaq norteamericano se ve como aparece este nuevo perfil de empresas basadas en el conocimiento.

Si miras de reojo nuestro Ibex, ves a la legua como todo sigue igual que hace tantos años, empresas clásicas basadas en modelos de negocio tradicionales.

¡Un nuevo mundo se acerca y un viejo mundo se aleja!