El fútbol ofrece mucho protagonismo, supone un enorme altavoz para los dirigentes de los clubes, además de para los propios deportistas. En algunos países se ha convertido en casi la única referencia y algunos de esos ejecutivos han saltado a la política con todas las consecuencias y con resultados exitosos. En Argentina, Mauricio Macri ‘asaltó los cielos’ desde la presidencia del Boca Juniors. Llegó a la Jefatura del Gobierno de Buenos Aires, en 2007, 15 años después de que triunfara en el Boca. Y tardó ocho más para lograr la presidencia de Argentina, en 2015.
En Barcelona hay alguien que quiere seguir sus pasos, convencido –o ha escuchado esos cantos de sirena—de que la política ha llegado a una situación en la que los partidos políticos ya no son necesarios. El malestar social es enorme, con crisis económicas e institucionales que se van sucediendo, y las plataformas personales pueden recabar más apoyos que los desgastados partidos, que no saben qué defienden ni ofrecen candidatos con personalidad.
Es Sandro Rosell, que fue el presidente del F.C.Barcelona más votado de la historia. A pesar de que Joan Laporta está cerca, tras las elecciones del pasado año, Rosell sigue en el podio. Logró en 2010 hasta 35.021 votos, con la participación de 57.088 socios. Laporta se quedó un poco por debajo, con 30.184 votos de los 55.611 que participaron en 2021. Ahora, tras una amarga experiencia que le llevó a pasar por la cárcel, durante casi dos años, Rosell cree que tiene opciones para todo, incluso para ser alcalde de Barcelona. Pero recordemos los datos. En 2019, ganó el candidato de ERC, Ernest Maragall, con 160.990 votos, por los 156.157 votos de Ada Colau, que fue, finalmente, elegida alcaldesa con el apoyo del PSC y de Manuel Valls. ¿Puede alcanzar esa cifra Sandro?
La Audiencia Nacional absolvió a Rosell, que había sido acusado de los delitos de blanqueo de capitales y organización criminal. Pasó 21 meses en prisión preventiva. Pero, finalmente, la Audiencia consideró que los delitos no habían sido probados y que en debía prevalecer el principio ‘in dubio pro reo’, en caso de duda, se falla a favor del acusado.
Hay amargura, cabreo, sí, ante una decisión que se puede considerar injusta. Pero, ¿qué desea aportar Sandro Rosell a Barcelona? ¿Quiere ser el gran comercial de la ciudad, y utilizar todas sus conexiones internacionales, con la proyección que consiguió como presidente del Barça, especialmente en Estados Unidos?
El fenómeno Macri en Barcelona puede ponerlo todo patas arriba o acabar, como otras intentonas, en un fracaso. En juego está, sin embargo, el sistema de partidos, la ‘obediencia’ de los electores a unas siglas a las que se vota por muchas razones: identitarias, familiares, emocionales…
La cuestión es que Sandro Rosell se anima a sí mismo y en algunos círculos comienza a cobrar interés. En la patronal Foment gusta todo lo que se mueva en el espacio del centro-derecha con más o menos acento catalanista --una vez olvidado el noombre de Gerard Esteva-- y que pueda contribuir a un cambio de gobierno en Barcelona. Y algunas siglas, como Centrem, buscan ese candidato que les pueda llevar a obtener representación. Pero Rosell insiste en su plataforma de electores, y en que, después, determinadas formaciones le puedan dar su apoyo.
Hijo de Jaume Rosell, en el núcleo de fundadores de Convergència e impulsor del grupo catalán de ingeniería Emte, que se asociaría a la constructora Comsa, de Carles Sumarroca, Sandro forma parte de un sustrato social que se considera todavía vivo en la ciudad. ¿Podrían decantarse en la zona alta de Barcelona por Sandro, y al mismo tiempo obtener la atención y el voto de una clase media y trabajadora que le recuerda del Barça y que entiende que se cometió con él una gran injusticia?
A eso aspira Sandro Rosell, de la misma manera que Macri obtuvo apoyos muy dispares, hasta lograr la presidencia de Argentina, y siempre desde su vínculo con el Boca Juniors.
Pero el desarrollo de la política, cada vez con más elementos populistas, sigue atada en el conjunto de España a los partidos políticos. Otra cosa será si Junts per Catalunya, que acaba de formalizar la candidatura a la alcaldía de Elsa Artadi, entiende que Rosell puede ser su candidato. Por ahora, solo existe un sueño, una idea, la del ilusionado Sandro, que no deja de mantener contactos con las personalidades de la ciudad. ¿Se atreverán a apoyarlo, como en su día hicieron con Manuel Valls?