Los que ya tenemos una edad nos acordamos de los Hermanos Malasombra. Unos malvados de tomo y lomo que amargaban la vida a Valentina, al Capitán Tan y a Locomotoro, conductor de todo menos del codo. Yo pensaba que eso era una historia de mi niñez, pero ahora los nuevos malvados son los jueces que amargan la vida a la alcaldesa Colau, esa que lucha para que nuestra ciudad no esté contaminada. Como los jueces no la tragan, son de derechas evidentemente y al servicio de las grandes multinacionales, han decidido que los barceloneses vivamos en un mundo contaminado porque han dado al traste con la zona de bajas emisiones. Lo que la reina del despropósito oculta es que lo que dicen los modernos Malasombra: el ayuntamiento ha hecho mal las cosas, que si se tratara de un examen lo suspenderían con creces.

Pero, la reina Colau tiene más Malasombra que los que la acechan porque ella, como Valentina, es buena de verdad. Por ejemplo, esos ciudadanos o ciudadanas que denuncian que Barcelona está sucia. ¡Qué va! Eso es solo una percepción y si me apuran una mentira que solo pretende poner contra las cuerdas a la reina Colau. Otros que tal son aquellos que denuncian, con escaso éxito, que Barcelona es una ciudad insegura, que los tirones vuelven a ser una constante, que algunas bandas campan a sus anchas y que las violaciones en zonas de ocio no son solo una anécdota, sino una cuestión demasiado habitual.

El ejército de Malasombra nos lleva al aeropuerto de El Prat defendiendo los aviones contaminantes y osando arruinar una charca que se ha levantado como bandera del ecologismo de fin de semana. Esos sinvergüenzas que cogen aviones contaminantes. Eso sí, si la alcaldesa se va en avión a Chile eso no es contaminar. ¡Solo faltaría! Por si fuera poco, también hay Malasombra entre los vecinos. Son aquellos infiltrados que critican, por ejemplo, que se pueda pasear por la carretera de Sants los fines de semana. Esos que intentan ir a cenar a un restaurante y no pueden entrar en el barrio. Que desfachatez si se puede ir andando, dirá la reina. Lo que no cuenta la reina desnuda es que algunos son tan osados que van a cenar a Sants desde fuera de Barcelona y les cuesta un poco ir andando o coger transporte público porque el viaje se haría interminable.

Y no digamos los últimos Malasombra que ponen en cuestión a la alcaldesa. Foment del Treball y Barcelona Oberta, que la llevan a los tribunales para evitar que se cargue la Vía Laietana, la vía de comunicación por excelencia entre el Eixample y la Barcelona. Son tan malos los denunciantes que no ponen en valor la ruta turística que significará andar más de cinco kilómetros para cubrir una distancia de 1.000 metros porque, con la Laietana cerrada, será toda una aventura ir por el centro, salvando la chorrada de la peatonal calle Aragón.

Colau está rodeada. Los hermanos Malasombra salen por doquier. No parece darse cuenta de que empiezan a ser multitud. Ella, como aquel conductor, piensa que vienen todos en dirección contraria. La realidad es que la única que va en contradirección es ella y se está convirtiendo en la reina del despropósito.