El desgobierno de Ada Colau y PSC, en teoría, al ser progresista y de izquierdas, debería defender mejor que nadie los derechos laborales de los trabajadores. Eso es en teoría, porque la realidad es bien distinta. En nuestra ciudad se repiten con demasiada frecuencia las huelgas de colectivos directamente gestionados por nuestro Ayuntamiento que ven afectados sus condiciones y derechos laborales.
Desde hace varios meses son frecuentes las manifestaciones de las trabajadoras del Servicio de Asistencia Domiciliaria de Barcelona (SAD) frente las puertas de Ayuntamiento exigiendo un proceso negociador que pueda poner fin a la precariedad y explotación que vienen sufriendo, siendo un servicio público tan esencial. Faltan medidas preventivas de trabajo, recursos materiales, un sueldo que no está acorde con el nivel de trabajo exigido, muchas de ellas no trabajan a jornada completa, a pesar de formar parte de la plantilla del Ayuntamiento, provocando que muchas de ellas tengan que compaginar dos trabajos para poder llegar a final de mes, unos contratos que están asociados a unos usuarios en particular y si estos fallecen o son ingresados, ven reducidas las horas, y por tanto, la inseguridad de saber con certeza lo que van a cobrar cada mes, y en definitiva, la elaboración de un convenio por el que llevan luchando hace mucho tiempo.
Durante este mes de febrero y marzo, otro colectivo directamente gestionado por el desgobierno municipal de Colau y PSC, los trabajadores de TMB, también convocaron diversas concentraciones y huelgas. En febrero, fueron los trabajadores de los autobuses, que reivindicaban el pago a los empleados de 25 millones de euros que la empresa confirmó que se les debe por “error de cálculo” en las nóminas a lo largo de 18 años, así como la jubilación a los 60 años. En marzo, los trabajadores de los puntos de atención al cliente que pedían poder garantizar las condiciones necesarias óptimas para el desarrollo de sus tareas y así poder ofrecer un servicio digno y de calidad a las personas usuarias.
Ahora, durante este mes de abril, el colectivo que ha estado a punto de recurrir a las concentraciones y huelgas por la mala gestión y la injusticia social son los empleados del servicio de limpieza y recogida de residuos de la ciudad. La situación podría haber sido caótica para Barcelona. Sus reivindicaciones se resumían en dos puntos muy claros; un incremento salarial “justo” acorde a la subida del IPC anual y un nuevo convenio laboral que sustituya al actual que ya ha quedado desfasado, así como que se igualasen las condiciones laborales del personal eventual con el resto de la plantilla.
En su momento, los “Ayuntamientos del cambio” prometieron muchas cosas en sus programas electorales que mucha gente, de buena fe, acabó comprando y que ahora les dicen que esas promesas eran solo intenciones. En todas estas reivindicaciones existen algunos denominadores comunes, uno de ellos es que ni Colau ni PSC acostumbran a dar la cara. La política de los “Ayuntamientos del cambio” viene siendo algo diametralmente opuesto a lo que defienden durante la campaña electoral. La gestión de Colau y PSC es el fiel reflejo en dirección a perjudicar los intereses y las necesidades de los servicios municipales más básicos para miles de personas sin recursos económicos. Y eso se ve además en infinidad de sectores. Otro de los factores comunes es la imposición de las decisiones, la falta de acuerdo, diálogo y consenso con los colectivos afectados que más allá de sus diferencias, en primer lugar ven como nos son escuchados por sus gobernantes y servidores públicos.
Los “Ayuntamientos del cambio” representan la más absoluta injusticia social con sus trabajadores y perjudican gravemente a los usuarios de los servicios municipales más básicos, que afectan a los colectivos más vulnerables, y son totalmente contrarios a los intereses de las clases medias y trabajadoras de nuestra ciudad.
El gobierno de Colau y PSC es el que más ha aumentado las desigualdades sociales en Barcelona, los que menos han practicado la justicia social y los más hipócritas y menos creíbles. Pronto tendremos una nueva campaña electoral, donde los ciudadanos podrán volver a elegir, en este caso, entre continuar con la injusticia social y la degradación de las clases medias y trabajadoras o un proyecto moderno, avanzado, que realmente luche por los derechos laborales y condiciones dignas de trabajo para todos los colectivos, como es el nuestro.
Para que Barcelona recupere la igualdad y la justicia social, únicamente hay una opción, desterrar el colauismo de nuestra ciudad, a través de las urnas.