El nuevo trabajo de Rosalía tiene mucha miga. Para los aficionados al rock, para los que ya peinan canas, ese sonido les deja perplejos. No podían pensar los amantes de AC/DC que lo latino, con mucho efecto de producción en estudio, y una mezcla de estilos, sea ahora lo que rompe entre las nuevas generaciones. Pero hay que escuchar a productores musicales como Jaime Altozano para entender en toda su totalidad a Rosalía. En cualquier caso, siempre es bueno aprender y abrirse a nuevos horizontes, aunque uno no sepa muy bien cómo orientarse.
La alcaldesa Ada Colau habrá escuchado a Rosalía. Su canción Saoko es muy ilustrativa.
“Eh, yo soy muy mía, yo me transformo
Una mariposa, yo me transformo
Makeup de drag queen, yo me transformo
Lluvia de estrella', yo me transformo
Pasá' de vuelta', yo mе transformo
Como Sex Siren, yo me transformo
Me contradigo, yo me transformo
Soy to'a' las cosa', yo me transformo
Rosalía se transforma, desde un estilo propio, que bebe de muchas fuentes. Y Colau está haciendo lo propio. Queda un año para las elecciones, y ha dejado atrás su negativa a estar presente en los grandes actos ‘burgueses’ de la ciudad sin que, aparentemente, le suponga un coste. Su electorado presiona, y, además, es muy fiel. Los seguidores de los comunes están cohesionados. No creen que su alcaldesa les haya dejado tirados. La retórica es muy potente, y decir que se lucha contra los poderosos, en todos los ámbitos, tiene hoy una buena respuesta. El populismo vive un tiempo esplendoroso.
Colau se aprovecha de esa retórica, ya instalada, para acudir al Liceu, apoyar la Copa América de Vela, visitar el torneo de tenis Open Sabadell o la velada literaria de Sant Jordi organizada por el Grupo Godó. Hay un cambio evidente en su estrategia. Es el ‘Yo me transformo’ de Ada Colau, consciente de que sí hay una cosa que tiene un límite, incluso para los suyos: la imagen del ‘no’ a todo no es sostenible. Debe abrir una puerta para buscar el máximo de apoyos, de toda la ciudad, con la idea de que pudiera ser otra alcaldesa, diferente, si contara con más concejales, si pudiera lograr la complicidad de los diferentes sectores económicos de la ciudad.
¿Lo puede conseguir o ya es tarde? ¿Es ‘Too late’, como cantaba Carole King? Escuche o no a Rosalía, Colau se ha creado una imagen, buena para los votantes más identificados con el discurso de los comunes, y nefasta para muchos de esos sectores económicos y sociales que le reclamaban una cosa esencial: el diálogo con todos los actores, sin tomar decisiones unilaterales. Es tarde, aunque Colau lo intente. Pese a todo, queda siempre una posibilidad, la de alguien –y los políticos eso lo hacen mejor que nadie—que quema etapas y sabe aprender de los errores, con nuevos ropajes y nuevos discursos.
Y sí, existe un cambio evidente. La alcaldesa ha apoyado la designación de Barcelona como sede de la Copa América de Vela. Ya no es un evento que se pueda conectar con la corrupción, solo porque Valencia la acogió en su día, en la etapa más ‘festiva’ del PP, con la alcaldesa Rita Barberá al frente. Ese era el 'argumento' de los comunes hace unos meses. Colau ve ahora en esa competición de regatistas algo muy positivo para la ciudad. Y todos los sectores económicos la aplauden. ¿Ha cambiado? ¿Puede de verdad cambiar su estrategia de fondo?
La ciudad, tras conocerse esa designación, parece haber cambiado. Los elementos psicológicos, que son determinantes en la economía, llevan a pensar que la capital catalana remontará el vuelo con fuerza. Los turistas vuelven, los ‘malvados’ cruceristas se disponen a atracar en el Puerto y llegan inversiones de distintos ámbitos, en el sector audiovisual y tecnológico. Y Colau, en esas nuevas circunstancias, y a un año de las elecciones, no tiene interés en frustrar las expectativas.
Claro que faltan muchas cosas, políticas concretas, discursos más apegados a la realidad. El ‘Yo me transformo’ de Colau no basta para encauzar una ciudad, y un territorio detrás, como es Cataluña, hacia un futuro sólido, con reformas necesarias en muchos sectores que acaban aparcadas.
Todo eso, amén de resolver los problemas judiciales que se le presentan a Colau cada día. El último, la admisión a trámite –por parte de la Audiencia Provincial de Barcelona—de una querella contra la alcaldesa por los delitos de coacciones y de prevaricación administrativa por el caso del Bloc Llavors.
Deberá escuchar Colau en detalle a Rosalía. En esas letras crípticas para los no iniciados se deben esconder buenos consejos para ‘transformarse’ de forma adecuada cuando toque.