Desde el viernes pasado hasta el próximo primero de mayo, el Parc del Fòrum vuelve a acoger la Feria de Abril. Durante dos años, la feria de los andaluces-catalanes había sido suspendida por la pandemia pero vuelve con ánimos renovados como punto de encuentro de sensibilidades diferentes, pero sobre todo es eso: un punto de encuentro de ciudadanos de Cataluña que quieren disfrutar de la fiesta que muchos llevan en la sangre por sus orígenes, y otros porque simplemente no contraponen personalidades identitarias. La FECAC, liderada por Daniel Salinero, ha puesto todo su empeño y contra viento y marea ha abierto de nuevo las puertas de un evento que lleva acudiendo a la cita desde un lejano 1971 en Castelldefels. Empezaron con cuatro casetas, ahora es todo un espectáculo. Por cierto, para los amantes de la historia: la Feria de Abril de Sevilla la montaron en 1846 como feria de ganado dos empresarios: uno vasco y el otro catalán.

Los partidos políticos estarán presentes, aunque no todos. Serán fieles a la fiesta los socialistas catalanes que siempre han acudido y este año lo harán con un desembarco de líderes del partido, desde Illa a Nuria Marín pasando por un sinfín de alcaldes metropolitanos. También estarán con caseta ERC, liderados por Oriol Junqueras y Gabriel Rufián, Ciudadanos con Carlos Carrizosa, y VOX. Diferentes, adversarios, pero presentes. Esquerra Republicana no es su primera vez. Lleva años presente en el evento porque defiende que el independentismo es transversal y que para ampliar la base hay que contar con los castellanoparlantes, algo que para los puristas --sino racistas-- del independentismo es un oxímoron y apuestan por un idioma único, el catalán, sin querer ver o entender la realidad de Cataluña. Terra d’acollida, ¿se acuerdan?

Otros han optado por menospreciar la fiesta. Los comunes porque siempre se han distanciado y porque consideran a la FECAC, la organizadora, como un ente que solo pretende hacer negocio. Sin duda, la FECAC no está entre las entidades “amigas” de Colau y su tropa. Sus relaciones han sido institucionales, pero poco más. Todavía resuenan los ecos de la amenaza de la FECAC de abandonar Barcelona por las trabas municipales. Al final se superaron, pero los comunes siguen menospreciando la Feria, cosa que no hacía su ancestro Iniciativa per Catalunya, aunque este año Ada Colau --estamos calentando motores electorales-- se personará en el recinto del Fòrum.

Tampoco estará Junts per Catalunya. Hace tres años, el PDECat estuvo y se montó una gran bronca. Como si Convergència Democràtica no hubiera estado nunca. Al contrario. siempre estuvo y Pujol se encargó de establecer una relación estrecha con los líderes de la Federación de Entidades Andaluzas de Catalunya. Es más, nunca descartó controlarla. También estuvo siempre presente Unió Democràtica. Ahora sus escasos herederos situados en el independentismo más intransigente se unen a la dirección de Junts, que debe considerar la Feria como una cosa de catalanes de segunda. No es casual que la visiten el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, y el conseller Cambray, pero ningún miembro de Junts aparezca para embarrarse los zapatos.

Y tampoco estará el PP. Seguramente los motivos son otros. El Partido Popular no pasa por su mejor momento, pero es un craso error desaparecer de la Feria y dejar el protagonismo a sus enemigos íntimos, VOX y Ciudadanos. No deja de ser curioso que en la lista de personalidades que los organizadores han facilitado a la prensa no haya ningún destacado representante del partido. A buen seguro, quien no se perderá la Feria es Xavier García Albiol, el exalcalde de Badalona pero Alejandro Fernández comete un craso error si no acude en algún momento aunque su partido no tenga caseta.

Lo importante es que vuelve la Feria. Hace años un grupo de bailarinas aficionadas inauguró la fiesta tras el encendido con una sardana al ritmo de sevillana. ¡Viva la Feria! Aunque a algunos no les haga ni pizca de gracia. Tampoco es que haga mucha falta.