La seguridad es un tema que preocupa en Barcelona. Lo es y lo ha sido históricamente. Si uno analiza los diferentes barómetros de la ciudad se da cuenta de que de forma cíclica la seguridad y la preocupación por la situación económica se disputan un reñido primer puesto en el podio de las preocupaciones de quienes viven en Barcelona.

Durante la anterior campaña electoral, probablemente, la seguridad fue uno de los temas más importantes. La ciudadanía percibía una sensación de fuerte inseguridad y el trabajo del PSC durante este mandato debía ser darle la vuelta.

Si bien es cierto que la inseguridad ha ido cayendo puestos en el ranking de preocupaciones de los barceloneses y barcelonesas, sigue estando siempre presente. Es decir, podemos estar relativamente satisfechos con el resultado inmediato, pero lo que me parece más esperanzador es constatar que, por fin, se ha entendido que el debate sobre la seguridad va más allá de las propias atribuciones municipales.

La lista de mejoras de estos años han sido muchas. La más importante probablemente tiene que ver con la dimensión de la plantilla. Durante este mandato se han habilitado plazas para que la ciudad cuente con mil policías más en la ciudad, consiguiendo de este modo que Barcelona cuente con la plantilla más alta de su historia. Y esto es importante. La correlación directa es sencilla. Más efectivos implican mayor capacidad para luchar contra la inseguridad en todas sus formas.

Y es que la percepción de inseguridad toma múltiples formas. Desde los actos de incivismo que generan sensación de inseguridad, hasta los robos con violencia, pasando por la degradación del espacio público. Es evidente que cada elemento debe ser tratado de forma distinta, pero es innegable que un incremento tan considerable de la plantilla nos permite contar con más recursos para luchar contra todo esto.

Otro de los cambios importantes ha sido el apoyo sin fisuras a la policía. Todos recordamos cuán cuestionado había estado el apoyo institucional hacia la policía. En el mandato actual no cabe duda. El gobierno municipal ha ido de la mano de la Guàrdia Urbana en todo momento. Y, aunque no lo parezca, esto es fundamental para que todo funcione.

Paralelamente se ha decidido abrir nuevas comisarías como la del Raval, que por cierto ya están las obras avanzadas, e innovar en tecnología útil para la policía, apostando por ejemplo por las cámaras unipersonales.

Barcelona ha hecho los deberes en materia de seguridad. Ha puesto las bases para combatir la inseguridad de forma efectiva. Y lo ha hecho utilizando todos los recursos a su alcance.

Pero la inseguridad no es un fenómeno exclusivo de Barcelona, y la lucha contra ella debe pensarse también desde arriba. Ese es el motivo por el que Jaume Collboni ha pedido en múltiples ocasiones que se revisase la gestión de la multirreincidencia. De hecho, hace tan solo unos meses lo solicitó al ministro Marlaska.

Y es que, por más que cuentes con apoyo institucional, medios y personal, poco puedes hacer cuando los delincuentes son detenidos y entran por una puerta y salen por otra. No puede ser que en la ciudad (da igual cuál, porque esto pasa en todas partes) contemos con delincuentes multirreincidentes en decenas de ocasiones sin que nada pase. Los municipios contra eso quedan desarmados. Por eso era tan importante pedir que la multirreincidencia se castigara de otro modo.

Al fin, tras meses elevando el tema, se ha abordado el tema de la multirreincidencia en el Congreso, y si todo sale como tiene que salir, los hurtos de menos de 400 euros también podrían conllevar penas de prisión.

Y eso es importantísimo. Lo de que no se castigue un robo por ser de menos de una cantidad determinada incita a que carteristas y ladrones de poca monta hagan del delito su modo de vida.

Evidentemente, hay que seguir avanzando en materia de seguridad, pero me atrevo a afirmar que esta modificación del código penal será muy beneficiosa para las ciudades de todo el país. Y que, con los mimbres puestos durante este mandato y con esta modificación, el problema de inseguridad en la ciudad está cada día más cerca de ser historia.