Servicios deficientes el primer día, aunque la organización los ha mejorado. Éxito de público, porque hay unas enormes ganas de divertirse y de escuchar buena música en directo. El Primavera Sound ha quedado asociado a una ciudad, Barcelona, al conectar con un espíritu muy concreto, pero que es también algo intangible: un ambiente, un aroma mediterráneo, con un entorno urbano, con altas dosis de modernidad. Es para el público local, pero también para el internacional, que marca en su agenda el festival para poder visitar una capital que está en el mundo, que ha logrado una marca personal.
Eso lo deben saber sus organizadores, su codirector Gabi Ruiz, antes de entrar en una polémica que les puede resultar contraproducente. En el principio estaba…una ciudad, no un festival de música. Fue Barcelona, el ayuntamiento de Barcelona, el que impulsó un certamen que es ahora una de las banderas de la ciudad. Su primera edición se celebró en 2001, en el Poble Espanyol. Pero el éxito de público lo llevó en 2005 al Parc del Fòrum, el marco en el que ha permanecido.
Las declaraciones altisonantes de Gabi Ruiz no se acaban de entender, porque, ¿qué es lo que busca el festival? ¿Qué quiere decir eso de que “Barcelona no nos quiere”? Los efectos de la pandemia del Covid han sido muy nocivos para muchos negocios y, en primer lugar, para las propias personas que se han visto afectadas, todos los fallecidos y sus familiares. Y es cierto que todo lo ligado a las grandes concentraciones han sufrido mucho más: los conciertos, el ocio nocturno o todo lo relacionado con el turismo. Pero no se puede concebir que se quiera recuperar lo no ganado, o lo perdido a través de una presión al consistorio de Barcelona para que acepte una serie de condiciones.
Las ciudades deben velar por sus habitantes. Y por el equilibrio entre todos los actores económicos. Es verdad que el Ayuntamiento de Barcelona debe reclamar respeto, y también es cierto que ese respeto solo se lo ganará si es capaz de respetarse a sí mismo. Y hubo dudas entre los comunes y el PSC en el momento en el que Gabi Ruiz señaló que el festival también organizaría un nuevo formato en Madrid, en Arganda del Rey, a 26 kilómetros de la capital de España, y que se podría plantear dejar de organizarlo en Barcelona. Fue la alcaldesa Ada Colau la que se abrazó al Primavera Sound cuando Ruiz sugirió que deseaba para el festival un doble fin de semana para este año y para los siguientes. Y el PSC pensó de inmediato en esos vecinos de la zona del Fòrum, en Sant Martí, y planteó objeciones para que no se desplomara el difícil equilibrio urbano que se había alcanzado también con muchos otros promotores musicales.
Pero los dos socios, que mantienen diferencias en otras cuestiones, han sabido hallar un discurso claro: se puede negociar todo, con diálogo, pero no a golpe de chantajes, y no a golpe de declaraciones. Hay que fomentar la actividad económica, buscar complicidades con el sector privado, pensar en el futuro económico de cada barcelonés, pero una ciudad debe ser firme ante cualquiera que quiera aprovechar un mal momento para sus beneficios particulares.
El Primavera Sound ha comenzado a entender el sentido de las peticiones del Ayuntamiento: negocio, sí, pero también cuidado con el entorno urbano, y promoción de lo local para dar a conocer la creación musical local, y no solo la creatividad de bandas internacionales ya asentadas. Hay que ganar dinero, sí, pero también se debe respetar una ciudad.
Barcelona tiene un festival, también nacido en la ciudad, que aporta mucho más valor añadido: el Sónar, y que puede ser realmente la gran bandera de la metrópolis en el concierto internacional. Por tanto, el Primavera Sound deberá, cuando acabe esta edición –este próximo fin de semana—dialogar de forma humilde con los responsables municipales y buscar un necesario consenso, que conviene a sus organizadores y que también necesita el equipo de gobierno de la alcaldesa Ada Colau y los dos partidos que lo conforman: comunes y PSC. Pero sin arrogancias. Primero está la ciudad, al margen del color que haya al frente del ayuntamiento.