Hace escasos días fui confirmada por parte de mi partido como alcaldable para las próximas elecciones municipales del año que viene en nuestra ciudad, Barcelona. Para mi representa un honor y un orgullo poder representar y liderar al equipo y al proyecto que durante estos tres años de mandato ha estado trabajando de forma incansable en el Ayuntamiento de Barcelona para construir un proyecto que sea una verdadera alternativa al tripartito de facto de Colau, PSC y ERC, y en definitiva, para poner fin al colauismo que tanto daño está infligiendo a nuestra ciudad.
Durante estos tres años hemos intentado realizar una labor de oposición firme, pero constructiva a la vez. Siempre hemos intentado que detrás de la crítica a la acción del gobierno hubiera una propuesta, una alternativa factible y posible, y siempre, hemos topado contra el muro del colauismo, que siempre nos ha dado una respuesta negativa, en el mejor de los casos, y en otras ocasiones, la ignorancia. Esta es una forma de hacer política que debemos cambiar. Aquellos que hablan de la Barcelona del sí, como mero lema electoral y de campaña, en realidad, llevan mucho tiempo formando parte del gobierno del no. Un buen gobierno se define también por su capacidad de escuchar, tanto a los vecinos como a los grupos que formamos la oposición, en especial en aquellos temas que afectan a la ciudad. Cuando hablamos de abrir un nuevo ciclo político hay que empezar por lo más básico, y cambiar un gobierno que no escucha por otro que sea capaz de aceptar que las ideas y las propuestas de los otros también pueden ser buenas para los barceloneses. Barcelona necesita abrir una nueva etapa donde uno de sus objetivos sea el abandono de la política de hechos consumados y de la imposición para pasar a otra donde se priorice el acuerdo y el consenso. Otra forma de hacer política es posible.
Una vez hayamos conseguido implantar esta nueva forma de gobernar, hay que atacar sin miramientos los problemas que afectan a nuestra ciudad. Mirar hacia otro lado o poner paños calientes no es la solución. Como ya hemos hecho durante estos tres años, nuestro proyecto se basa en soluciones. Llevamos demasiado tiempo hablando de los mismos problemas, que con el paso del tiempo y la falta de esas soluciones, se van agravando cada vez más, día tras día. La inseguridad, la suciedad de las calles, el caos en la movilidad, el resurgimiento de la actividad económica, la injusticia social, y otros tantos problemas, se han convertido en sistémicos frente a la pasividad de un gobierno incapaz de ofrecer soluciones y alternativas.
Nosotros tenemos un proyecto, moderno, transversal, de ciudad, europeísta, pensado por y para los barceloneses y que no está supeditado a cuestiones partidistas. Esto último, implica que somos el único partido que ha sabido mantener la firmeza y la coherencia necesaria para liderar la oposición, sin titubeos, por ello, somos el único grupo que en ningún momento ha avalado las políticas nefastas del colauismo en nuestra ciudad. Unos gobiernan con ella, otros marcan las políticas del gobierno pero sin estar en el gobierno, y el resto, han servido o para hacer de nuevo alcaldesa a Colau o para salvarle los presupuestos. Es decir, a pesar de lo que quieran vender ahora, todos ellos han sido y son cómplices del colauismo. Todos menos uno, nosotros. Eso nos da un factor importante para presentarse a cualquier elección, credibilidad. Puedo afirmar sin problemas que la confianza que los ciudadanos depositen en nuestro proyecto no servirá para apuntalar el Colauismo. La elecciones son un plebiscito, hay que responder a la pregunta de si queremos más Colau para Barcelona, con un sí o con un no, así de simple, y todos aquellos que respondan que no, saben que tienen en nosotros un proyecto fiable, coherente, responsable y trabajado, además porque ya lo hemos demostrado allá donde gobernamos. Nuestra virtud es que todos estos valores ya no se nos suponen, son valores demostrables. Nuestro proyecto viene avalado por estos tres años intensos de trabajo.
La Barcelona actual se ha vuelto triste y gris, apoderada por la resignación y el aletargamiento. El buen funcionamiento de un gobierno y de una ciudad se expresa en la cara y en las actitudes de la gente. Es necesario volver a reactivar a nuestra ciudadanía, y transformar toda esa resignación en talento, riqueza, ideas, y devolver la alegría a nuestra ciudad.
Personalmente, no estoy dispuesta a resignarme, eso significaría darles la razón. Y es, por todo ello, que recojo el guante y la responsabilidad de liderar un equipo y un proyecto que sea capaz de realizar un verdadero cambio para Barcelona. Porque es un proyecto sólido y que creo firmemente que mejoraría la calidad de vida y el bienestar de la gran mayoría de los barceloneses. Ha llegado el momento de activar Barcelona de nuevo, y es posible conseguirlo, pero primero hay que desactivar el colauismo, y solo nosotros podemos conseguirlo si somos decisivos dentro de un año, no existe otra fórmula ni otro antídoto que no sea confiar en Ciutadans. Por todo ello, juntos, activaremos Barcelona.