En verano nunca pasa nada. ¿Seguro? Esa aparente inactividad permite a los periódicos nutrirse con mi género de noticias favorito, el de las noticias del verano. Este año, sin embargo, se han adelantado a la primavera. Comenzamos fuerte, a principios de junio, cuando, en Alicante, un jabalí salido del mar mordió a una señora de Cuenca. No hace mucho, se descubrieron unos "huevos misteriosos" en las arenas de la playa de Barcelona que resultaron ser… Redoble de tambores… ¡Tachán! ¡Huevos de tiburón! O de raya. O de no sé qué bicho, no me quedó muy claro. Hace dos semanas, pillaron a un tiburón toro nadando por las costa del Garraf. Hace unos días, a un par de tintoreras sembrando el pánico en las playas de Vilanova i la Geltrú...

Y ahora mismo, como quien dice, han tenido que cerrar las playas de Sitges porque había un tiburón merodeando a cien metros de la orilla. Los veraneantes, armados de Twitter, enseguida hablaron de cuatro tiburones, porque les gusta exagerar. El bicho medía entre metro y medio y dos metros, que no está mal. Más de uno se ha puesto a recordar la película de Spielberg, cuando un escualo decide saltarse la operación Bikini y sacarse el vientre de penas con los bañistas de una población que vive del turismo.

A ver, que éstos no son los tiburones peligrosos, sino otros, a dos patas. Y lo mismo en la película de Spielberg.

Por ejemplo, los rusos del fondo de inversión que compraron la franquicia del Hermitage para montar un chiringuito en Barcelona. Menudos tiburones. Como el negocio que tenían previsto no les salió como querían, están montando un pollo y reclaman 141 millones de euros, ahí es nada, al Ayuntamiento de Barcelona. Y éste, el ayuntamiento, pasa la patata caliente a las autoridades portuarias. Y éstas, claro, al ayuntamiento, y así hasta que alguien se haga daño. La cultura, digan lo que digan, nunca ha pintado nada en todo esto.

Siempre me pareció este asunto un poco turbio, como aquello de la bocana para superyates que organizó el señor Antoni Vives con un grupo de empresas que también tenían sus sedes en paraísos fiscales, ¿se acuerdan? Qué van a acordarse, qué poca memoria tienen. Pues éste fue uno de los varios chanchullos en los que pillaron a este señor, uno más de la colla del 3 %, tan prolífica y numerosa.

Quien fuera su jefe y alcalde, el señor Trias, está pidiendo por favor que le dejen volver a presentarse para alcalde. Todo porque la señora Artadi se sintió indispuesta y se sentó ante un tribunal. Otro asunto turbio, con rusos y criptomonedas, que ya veremos cómo acaba. 

El señor Trías, recordémoslo, fue quien diseñó el sistema sanitario público catalán, que es un lío tremendo de consorcios, reconsorcios y más consorcios entre los que muchas empresas privadas de la colla del 3 % hacen su agosto tan a menudo. Recordemos que la comisión Vilardell, muy convergente ella, hace ya algunos años, aseguró que, si la organización de la sanidad pública catalana fuera racional y no así como la dejó el señor Trias, podría ahorrar una burrada de dinero que ahora se pierde en los bolsillos de muchos que hacen su agosto en medio de este sindiós. Pero, de nuevo, ¿a quién le ha importado nunca nada de esto?

El señor Trias insiste en presentarse para asegurar "la unión del independentismo". Que se entienda: quiere presentarse para arrebatarle el liderazgo a otro joven, el señor Maragall. Su adversario conserva el apellido de su abuelo poeta y presume de llamarse igual que su hermano, un alcalde que dejó huella en la ciudad. Lo cierto es que el Maragall Ernesto lo único que ha hecho bien en toda su carrera política es cambiarse de chaqueta. Haber vivido a la sombra de un hermano brillante lo impulsa a querer "hacer cosas", y nada hay más peligroso para una ciudad que un alcalde que quiera "hacer cosas" como si no hubiera un mañana y sin un buen proyecto detrás.

Pero, claro, los que sufrimos ahora tambien quieren "hacer cosas" con las mismas intenciones y previsibles resultados. Para no extenderme y por poner sólo un ejemplo, sería bueno preguntarse por qué el inefable señor Badia, regidor de Emergencia Climática, etcétera, ha aplazado "hasta después de las elecciones" tanto el despliegue de la fase 2 del sistema de recogida de basuras puerta a puerta en Sant Andreu como la llegada de contenedores inteligentes. Porque, si lo hiciera antes de las elecciones…

Luego dirán que el verano es aburrido.