Barcelona necesita proyectos ambiciosos. De eso no hay duda. Y de lo que tampoco hay duda es que durante este mandato se han iniciado proyectos transformadores que definen la Barcelona de mañana desde lo concreto. Y es desde ahí desde donde hay que construir. Hay quienes han criticado al Gobierno Municipal de no tener proyecto. No parece cierto. De hecho, uno llega a la conclusión de que, muchos de los que se quejan, más allá de la crítica fácil no tienen nada más. Dudo que alguien sea capaz de explicarnos cuál es el proyecto de ERC para Barcelona. O el de Junts, o el de cualquier otro partido de la oposición.

Durante este mandato la visión de ciudad del gobierno se ha trasladado a proyectos concretos. Ahí es donde se puede medir la voluntad política. No en las declaraciones, en los presupuestos y en los proyectos.

Esta semana pasada se anunciaba uno de los proyectos más importantes que se desarrollarán durante los próximos años. Un proyecto que combina la ambición y la visión que nos hace falta para abordar los retos presentes y futuros de la ciudad. Hablo de la transformación de una antigua fábrica del Siglo XX en un nuevo barrio adaptado en el Siglo XXI. Hablo de un proyecto que nos permite convertir un espacio en desuso donde únicamente se iba a trabajar, en un espacio para vivir, disfrutar y trabajar.



La reconversión de la antigua Mercedes en un nuevo barrio es un proyecto lleno de oportunidades para la ciudad, pero sobre todo para toda la ciudadanía y especialmente para los barrios del Besòs. Con esta reconversión se aprovechará para coser la ciudad y regenerar el Besós, una de las grandes prioridades del Gobierno Municipal, uniendo el Bon Pastor y San Andreu, con un espacio equivalente a siete islas del Eixample.



Además se abordará uno de los problemas que preocupa (y mucho) a los barceloneses. La vivienda. La construcción de 1.300 pisos de los cuales el 40% será destinado a vivienda social es una noticia que debería alegrarnos por sí misma. Por otro lado este proyecto servirá también para generar oportunidades económicas y de trabajo favoreciendo el aterrizaje de talento y empresas que generarán unos 5.000 puestos de trabajo en el medio-largo plazo, con actividades industriales, oficinas y comercio de proximidad. Por si todo lo anterior fuera poco, la “nueva Mercedes” será también una oportunidades para impulsar el conocimiento, con nuevos centros universitarios, tecnológicos y de innovación, que darán lugar a uno de los polos de conocimiento más importantes del Área Metropolitana. Que Elisava, la Universidad de Vic y la Fundación Leitat se instalen en el barrio demuestra confianza en las posibilidades de una ubicación estratégica.

Y todo esto se hará gracias a que la colaboración público privada forma parte del ADN de Barcelona. Barcelona es una ciudad abierta a la iniciativa privada, a la inversión y a los buenos proyectos que generan prosperidad compartida. La nueva Mercedes es un proyecto de inversión privada que cuenta con la complicidad del sector público y que se concreta en la aprobación inicial de la Modificación del Plan General Metropolitano para hacerlo posible. Este tipo de proyectos son los que necesita la ciudad. Proyectos que crean oportunidades para los barrios de la ciudad. En este caso en los barrios del Besòs. La zona ganará en vivienda, en servicios, en equipamientos públicos, en zonas verdes, en comercios, oficinas e industria.

Y al final, lo más importante es que apostando por los barrios se apuesta por los vecinos y vecinas. Ellos son los que más ganarán en calidad de vida. Es muy importante que en un momento en que mucha gente está preocupada por las incertidumbres derivadas de la inflación, la crisis energética o las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania, la ciudad sea capaz de sacar adelante inversiones centradas en las personas y que crean puestos de trabajo de calidad. Esta es una de las muestras que deja claro que la ambición de Barcelona sigue intacta. Y sobre todo, una de las justificaciones por las que afirmo que hay motivos para la esperanza.