El 28 de mayo de 2022 pasará a la historia. Sobre todo, en Barcelona. Las municipales pueden cambiarlo todo o no cambiar nada. De momento, los partidos juegan al mareo y al despiste afinando sus estrategias electorales. Todos se la juegan, aunque siempre unos más que otros. Quedan poco más de 250 días para un 28 de mayo, día que siempre ha estado plagado de efemérides. En el año 722 se produjo, dicen las crónicas, la batalla de Covadonga. En 1871 cayó a sangre y fuego la Comuna de París y, en 2011, el Barça ganó en Londres su cuarta Champions. Volkswagen también se fundó un 28 de mayo, en 1937 y la primera bomba de hidrógeno fue detonada por los americanos en el desierto de Nevada en 1957. Aunque sin duda el hecho más importante de un 28 de mayo fue que se patentó, nada más y nada menos, que la Tabla Güija. Ahí es nada.
Y el 28 de mayo de 2022 pasará como el fin de Ada Colau, o no, como diría un buen gallego. Seguramente a algunos no se les caerían los anillos en recuperar la Güija para poder visionar los resultados. Todo está incierto y la llegada más que segura de Xavier Trias va a ser todo un tsunami. Las encuestas que hasta ahora conocemos son ya agua de borrajas.
Desde los comunes se aplaude la llegada del exalcalde porque interpretan que les favorece. Quién no se conforma es porque no quiere, pero el tablero municipal se rompe, y se rompe para todos porque un buen resultado de la versión Trias de Junts es la peor noticia para Colau, que ya acariciaba un acuerdo con ERC. Solo quedaba por dirimir quién sería alcalde. Sin embargo, Junts desmonta el chiringuito de Colau. No solo por el resultado sino por las condiciones que el exalcalde ha puesto a su partido. La primera, bromas las justas, por lo que pasará a controlar el partido en la ciudad. La segunda, manos libres para pactos. La tercera, la lista será una lista en primera persona. O sea, que Junts en Barcelona será Trias y con estas premisas se antoja imposible que Junts juegue a ERC, ni a Colau, y menos a los dos juntos.
El damnificado parece perfilarse en Ernest Maragall, que sigue esperando a que la alcaldía le caiga como fruta madura. Su actividad política está reducida a mínimos y en su partido los nervios están a flor de piel por abrir el melón de quién irá en la lista, conocido que don Ernest no quiere que nadie piense ni le haga sombra. Los republicanos empiezan a notar su falta de fuelle. Al contrario le ha sucedido a Jaume Collboni. El socialista fue muy cuestionado y muchos lo pusieron en la picota por amortizado. Sin embargo, el músculo del PSC en la capital catalana dista mucho de tener sensación de fatiga. Algunas encuestas le dan como favorito, y el empuje del PSC de Illa puede ser determinante en una disputada meta final en la que un voto valdrá su peso en oro.
Para acabar de aguar la fiesta a comunes y republicanos, que han trabajado un acuerdo post electoral en los últimos años, la aportación del PP. No se sabe quién será el candidato popular, pero las encuestas le dan fuelle. El efecto Feijóo por un lado, la autodestrucción de Ciudadanos y la falta de fuelle de Vox insinúa un incremento del peso del PP en el consistorio, que además puede ser definitivo para ponerle las cosas difíciles a ERC y comunes.
Además, a Ada Colau la recta final del mandato se le puede poner cuesta arriba. Los 250 días se le atragantarán porque los fiascos, desatinos, errores y meteduras de pata se han convertido en su punta de lanza. Solo un dato: Colau registra el mayor hartazgo ciudadano con su gestión. Ningún otro alcalde ha sido tan criticado aunque ella va por la vida disimulando como si las críticas no le afectarán, porque seguramente le han dicho que no se le note.
Todo está en el aire, pero se están cuajando aires de cambio. La incógnita es quien lo capitaneará, pero empiezan a achicarse espacios. Un último dato, en 1945 un 28 de mayo nació John Fogerty, el líder natural de los Creedence Clearwater Revival, un hombre que cambió la música norteamericana. Nadie lo veía posible, pero la combinación de Roots rock con Swamp blues y elementos del Blue-eved soul fue un antes y un después. Habrá que ver quienes representarán al Roots rock, al Swamp blues y al Blue-eved soul. Y si no, siempre podremos recurrir a la Güija.