Dos formas de hacer política. Una la protagonizada por Jaume Collboni y Fernando Carrera. Ciudadanos se hace el harakiri en Barcelona. Su candidata Luz Guilarte, después de navajazos internos, anuncia que tira la toalla dejando al partido compuesto y sin novia a escasos meses de las municipales. La lista apadrinada en su día por el efímero Manuel Valls se ha deshecho como un azucarillo. La dimisión de Guilarte y la marcha de Celestino Corbacho hizo correr la lista y nuevos concejales cubrían las bajas. Fernando Carrera era el siguiente. Hace dos años que Carrera abandonó a sus compañeros por la deriva ultra de Eva Parera y su nuevo partido, Valents. Con un grupo de colaboradores se unió al PSC y ahora, cosas de la vida, podía entrar en el consistorio y convertirse en el noveno concejal de los socialistas. No lo ha hecho porque en política no todo vale y entrar en la primera línea no se puede hacer “a cualquier precio” como dijo en la rueda de prensa en la que anunciaba que no recogería el acta. Le honra porque hubiera sido un acto de filibusterismo. También honra a Jaume Collboni su actitud de no dar patina de normalidad a un acto que hubiera sido transfuguismo puro y duro.

Segunda forma de hacer política. ERC y Junts han solicitado un pleno extraordinario para debatir una moción sobre la amnistía y la autodeterminación promovida desde la Asamblea Nacional Catalana. El pleno extraordinario se consumó el pasado viernes. La moción salió adelante con los votos de los independentistas y los Comunes. Ernest Maragall demostró una vez más que está en su burbuja porque mientras él entusiasta defendió la amnistía y la autodeterminación por “la represión”, su partido está en el camino de la reforma del Código Penal para tipificar de forma más moderna y europea el delito de sedición. Don Ernest no parece conocer la realidad, ni de los suyos, ni de la política española dónde el PP ha vuelto a aliarse con aquellos que prefieren volver al pasado sin mirar al futuro. Y qué decir de los Comunes que ante la proximidad electoral prefieren ser los pagafantas de los independentistas más irredentos que todavía explican la mentira de más de mil heridos, aquello que se inventó el peor conseller de Sanitat de la democracia que se llama Toni Comín, que ha cuajado su carrera política saltando de plataforma política para hacer realidad que se puede vivir sin dar un palo al agua. Empezó en Ciutadans pel Canvi para pasarse al PSC para garantizarse su escaño de diputado. Luego se acercó a Oriol Junqueras, tras fracasar en sus coqueteos con los Comunes, por el mismo motivo para abandonar ERC en un ejercicio de filibusterismo y transfuguismo de libro para recalar en Junts.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, junto al primer teniente de alcalde, Jaume Collboni / EFE

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, junto al primer teniente de alcalde, Jaume Collboni / EFE

El pleno del consistorio se dedicó a un tema que ya no lo es ni siquiera en el Parlament. Colau dio cobertura a la perfomance de la ANC. Mucho mejor hablar de esto que de ratas, seguridad, desarrollo económico, limpieza de la ciudad, movilidad... . Temas menores, sin duda. Lo importante es lo importante debe pensar la primera edil que piensa más en pescar en caladeros electorales que en el futuro de la ciudad. Son dos formas de hacer política. De honrados a pagafantas. Sin duda, algo a tener en cuenta para el futuro más cercano que nos espera.