En los últimos meses se han multiplicado las agresiones con arma blanca en Barcelona; en algunas de ellas, fatalmente, con una muerte de por medio. No es un fenómeno aislado, se ha producido antes en otras ciudades donde también tienen lugar grandes aglomeraciones con inseguridad creciente.

Los expertos llevan tiempo estudiando tanto las razones por las que el uso de cuchillos, o su tenencia, va en aumento en nuestras calles como las soluciones que se han puesto en marcha fuera de España.

Hay que felicitar al equipo de comunicación del Ayuntamiento de Barcelona porque, en medio de esas expectativas y de las quejas policiales por el riesgo en aumento, ha conseguido acaparar la atención de los medios, con amplios espacios en las radios y grandes titulares en la prensa, para explicar el despliegue de detectores de metales que ha anunciado la Guardia Urbana.

De las 10 palas, como se llaman los detectores manuales, que hasta ahora tenía la policía local y que no utilizaba ha pasado a 52 para hacer una prueba piloto sobre cómo dar con navajas u otro tipo de armas blancas en los bolsillos de los sospechosos. La primera pala que aparece en la pantalla tras una búsqueda por internet tiene un coste de 49 euros, impuestos y gastos de envío incluidos. O sea, que el consistorio ha logrado convertir en noticia una inversión de 2.058 euros, a precio de particular, y combatir así la sensación de inseguridad en que vive la ciudad. ¡Qué grande!

Sabedor de que participaba en el juego de la bolita, el concejal de Ciutat Vella, ha tenido el cuajo de asegurar durante la presentación de la nueva comisaría de la policía municipal en la calle Tàpies que el barrio no es inseguro --"Los cuatro barrios de Ciutat Vella son seguros"--, aludiendo de forma torticera a las estadísticas de sucesos en la zona. Muchos vecinos han utilizado las redes sociales inmediatamente para desmentirle y recordar las constantes protestas que se han producido estas últimas semanas para reclamar protección.

Lo más curioso es que mientras negaba la evidencia, Jordi Rabassa exigía más apoyo de la Generalitat para mejorar la seguridad de Ciutat Vella. ¡Qué extraña forma de hacer campaña electoral!