Este miércoles, el Ayuntamiento de Barcelona concedió las Medallas de Honor de la ciudad de 2022. Todas las distinciones son merecidísimas, pero si hay una de la que me alegro es la que recibió mi amigo, el exconcejal del PSC Francec Narváez.
A Paco, como le conoce casi todo el mundo, le reconocieron su larga trayectoria al frente del distrito de Sant Martí, del que fue concejal entre 1995 y 2011. Paco hubiera sido, seguramente, un buen alcalde de Barcelona. No le falta capacidad de trabajo y de gestión y, sobre todo, una gran visión de ciudad. Pero se conformó con ser un gran edil de Movilidad, materia de la que es experto, y alcalde de Sant Martí.
El alcalde de Sant Marti es el apodo con el que muchos vecinos le conocen todavía hoy, 11 años después de que dejara la política activa. Paco fue el responsable de esta zona de Barcelona con tres alcaldes: Pasqual Maragall, Joan Clos y Jordi Hereu. Su legado es enorme y, por ahora, ninguno de los ediles que le ha sucedido se le puede comparar.
A él, y al que fue su gerente durante años, Víctor Gimeno, se deben decenas de los equipamientos que tiene Sant Martí y algunas de las transformaciones más importantes del distrito. Destaca la apertura de la Diagonal, la recuperación de una parte del frente marítimo, la pacificación de la rambla de Guipúscoa y la urbanización de la rambla de Prim. Pero si de algo se siente orgullo es de haber hecho los barrios de Sant Martí más dignos y habitables.
Nacido en 1956 en Marchena, en la provincia de Sevilla, Narváez llegó a Barcelona en 1966 con solo 10 años. Su familia se instaló en el barrio de La Pau. Y desde muy joven participó en la creación de entidades culturales y deportivas del distrito y se afilió a movimientos de izquierdas en los últimos años de la dictadura franquista. Guardia urbano de profesión, Paco entró en la universidad cuando se jubiló. Era su asignatura pendiente y ahora es graduado en Geografía e Historia.
En la vida te cruzas con personas con las que conectas enseguida y con las que tienes la suerte de mantener una amistad de años, pase lo que pase. Con Paco es así. Es una persona que nunca tiene un No. Siempre está dispuesto a ayudar y a resolver cualquier duda que se tenga sobre Barcelona o las materias que domina.
Paco es un hombre de izquierdas, de siempre. Vivió siendo niño y adolescente la oscuridad del franquismo y cualquier persona con sentido común -y Paco tiene mucho- que viviera aquellos años acaba siendo de izquierdas. Y, en su caso, un socialista de raza. Paco siempre ha sido fiel -y siempre lo será- al PSC. Ahora forma parte de la ejecutiva nacional, y a seis meses de las elecciones municipales bien haría Jaume Collboni, alcaldable del PSC, en escuchar los consejos de Paco. Le pueden ser de gran ayuda para convertirse en alcalde de Barcelona.