La judeo-fobia y el antisemitismo de Colau se recrudecen en Navidad. En unas fechas en las que se desea paz en la tierra a las personas de buena voluntad, la alcaldesa anticlerical entrega la Oficina de Asuntos Religiosos a una fundación árabe. Lo hace cuando los mahometanos no celebran la Navidad, sino el nacimiento del profeta Mahoma, evento que llaman Mawlid al Nabawi y se conmemora el día 12 del mes de Rabia I de su calendario, que varía cada año y el actual lo festejaron la noche del 26 al 27 de septiembre

 

La Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) es otro chiringuito municipal creado el año 1998 “con el objetivo de hacer un diagnóstico de la pluralidad religiosa en la ciudad y fomentar la relación entre las diferentes confesiones”. En realidad, es una copia socialista de la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat convergente. Basados ambos en el buenismo a cargo del contribuyente, son contradictorios e impropios de unas instituciones definidas como laicas. Pero como las religiones dan votos, todo vale y de paso se enchufa a amistades, familiares y militantes en estos comederos. Asaltada ahora por Colau y su turba, la fundación Bayt Al-Thaqafa gestionará la OAR por el módico precio de más de medio millón de euros, de momento, y más de millón y medio el año 2024. 

Curiosamente, dicha onegé fue fundada el año 1974, en vida del general Franco, por la hermana franciscana Teresa Losada, doctora en filología semítica, para ayudar a los inmigrantes de origen marroquí que hacen gala de que la mayoría de sus asociados y ayudados “mayoritariamente comparten la cultura del mundo árabe y/o la religión musulmana”. Es la misma cultura árabe de Qatar contra la que tanto ha postureado Colau. Y la misma religión que profesan la terrorista secuestradora de aviones Leila Khaled, invitada por el Ayuntamiento para dar una conferencia y los terroristas que cometieron la matanza de La Rambla. Siempre contra de cristianos y judíos, las actitudes de la alcaldesa rozan el odio, como lo demuestra también que quiere liquidar el hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv, la ciudad más progresista, izquierdista y liberal de Israel.

Para esta faena cuenta con las cavernas del observatorio Desc,  Arran, la CUP, el Sindicato de Inquilinos, otras entidades coaluistas y el Síndic de Greuges David (nombre hebreo) Bondia. Otro inepto sectario que, en lugar de defender a los barceloneses de los desmanes de la banda de Colau, ha intentado prohibir hasta una fiesta solidaria de fans de Papa Noel. Además, se inmiscuye en asuntos de otros países, actividades que no entran en sus competencias y en las que presuntamente malversa dinero público. Siempre ignorando, señalando, ofendiendo y marginando a los barceloneses judíos y católicos, los adalibanes no respetan ni la tregua navideña que desea paz en la tierra las personas de buena voluntad. Será porque no tienen buena voluntad alguna y Colau es su profeta.