Según el milenario horóscopo chino ya estamos de lleno bajo el influjo del Conejo, un símbolo que transmite y promete paz y prosperidad. Por tanto, después del zarpazo que nos arreó el Tigre (2022), este año parece que viene presuntamente cargadito de esperanzas.

Hace unos días se celebró en Barcelona (en el espacio Pangea Travel Store) un evento en el que se anunciaron reveladores resultados extraídos a partir de un estudio generado desde el Observatorio de Competencias Digitales y Ocupabilidad. Se trata de una iniciativa de la Fundación Imancorp y de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Algunas ideas que flotaron en el aire, entre expertos y empresarios, anunciaron algo así como tiempos futuros con una cierta sensibilidad humanista.   

Por ejemplo, Miquel Serracanta (director del área de Supply Chain & Logistics de EAE Business School) compartió que existe una falsa creencia en algunas compañías en el hecho de pensar que, con una simple adquisición de tecnología, todo va a solucionarse casi “por arte de magia” cuando, en realidad, la tecnología tan solo es uno de los vértices de un triángulo formado también por procesos y personas. Otro experto, Manel Járrega (presidente de la Asociación Catalana de Facility Management) apuntó acertadamente que en las pymes de su sector todavía queda mucho por hacer, a nivel de digitalización, pero señaló que no hace falta empezar la casa por el tejado, es decir, meternos a saco con realidades virtuales y tal. Piano piano… Caminante se hace camino al andar. Porque la tecnología es fundamental, pero todo a nuestro ritmo, al compás de lo humano.

A su vez, Yolanda Funès (responsable del sector del automóvil UGTFICA Catalunya), argumentó que en el incremento de la robotización no existe realmente un divorcio con los trabajadores, sino que más bien el porvenir ya empieza a hablarnos de una harmónica coexistencia entre máquinas y personas. Por todo ello parece que el Conejo va a traernos cosas relativamente buenas, escenarios razonablemente habitables. 

Alba Escolà (Gerente de la Fundación Imancorp) destacó que el origen del estudio se encuentra en la preocupación por saber qué está ocurriendo, a  nivel de competencias, para que, pese a que hay 2,8 millones de desempleados, a las empresas les cueste tanto encontrar determinados perfiles profesionales. El gran Xavier Marcet, uno de nuestros gurús de referencia en cuanto a temas de innovación, recalcó que lo más importante no es que las pymes accedan más o menos rápido a una determinada tecnología, sino que la decisión de optar por una tecnología, otra o ninguna sea informada, señalando, por lo tanto, el importante papel que los líderes empresariales tienen a la hora de gestionar el cambio hacia una economía más digital.

Buenas noticias, good news, humanización empresarial y dimensión humana de los procesos de producción de este presente-futuro. Rafael Merino, profesor de la UAB y responsable académico del estudio, apuntó que la creciente digitalización que ya estamos viendo generará una desaparición de ciertos perfiles profesionales concretos pero que, lejos de un escenario de sustitución masiva, veremos cambios en las tareas y competencias, siendo necesaria otra mentalidad, mucho más abierta y dispuesta a afrontar los cambios, las incertidumbres y todo lo que va a llegar.