Las matrículas de estudiantes universitarios de Filología Inglesa y Filología Hispánica superan a las de alumnos de Filologia Catalana y Llengua i Literatures Catalanes en las universidades públicas de Barcelona y Cataluña. Las privadas no imparten estas carreras. Este curso, únicamente la Universidad de Barcelona (UB) ha conseguido llenar la oferta de 70 plazas de primero, mientras que los de estudios Ingleses han sumado 166 y los de Filología Hispánica han incorporado 124 nuevos estudiantes. Son datos de Unportal, especializado en estudios universitarios.
El bajón del interés de los futuros filólogos por el catalán se hace extensible a la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Rovira i Virgili de Tarragona (URV), Girona (UdG) i Lleida (UdL) que este curso han matriculado menos de la mitad que los inscritos en estudios de inglés en las cinco universidades públicas catalanas. Son datos de la propia Conselleria d’Universitats, que ahora encabeza el consejero Joaquim Nadal, puntal que fue del catalanismo socialista en Girona. El fracaso de los estudios de catalán en Cataluña es algo menor que en el curso 2018-.2019, el del Covid, cuando sólo atrajeron a 151 estudiantes y las más perjudicadas fueron la UB (58 alumnos) y la UAB (20). Paradójicamente, esta última es la más radical en lo que al idioma catalán se refiere.
Para mayor demostración de lo que han conseguido la machacona y creciente imposición del catalán y las campañas políticas de desafección contra el castellano en los últimos cinco años de procesismo, los estudios de Filología Hispánica y los de Lengua y Literatura Españolas han ganado más de cincuenta inscritos y donde más han crecido es en las barcelonesas UB y UAB. En el primer caso, gracias a la inclusión de los estudios de Comunicación en Filología. Además, en la UAB, los grados de Inglés y Francés también obtienen mejores resultados que los de castellano y catalán.
A la vista de los datos y las estadísticas oficiales, que nunca se citan cuando se habla de los supuestos peligros y ataques exteriores que sufre el catalán, se deduce que el mayor peligro de todos los peligros son internos, ya que los presentes y futuros filólogos no se interesan por el catalán y prefieren dedicarse al estudio de otros idiomas. Un fenómeno que no se limita a Barcelona y se repite en las universidades de la llamada Cataluña catalana o Cataluña profunda, con rectorados radicales y politizados en asuntos independentistas.
El resultado ha sido y es que la imposición de una lengua, la marginación de otra, la politización, altercados y huelgas de las universidades catalanas ha convertido el catalán en un idioma cada vez más antipático y con menos relevancia, menos prestigio y menos salidas profesionales. Todo ello ha dado alas a la alcaldesa de Madrid, Isabel García Ayuso, quien ha dicho en el Círculo Ecuestre de Barcelona que le da pena: “el éxodo de empresas y de estudiantes catalanes hacia la capital de España”. Y eso que no sabía el caso lo de los futuros filólogos.