Nuevo éxito de Ada Colau. Barcelona ya no es el mejor destino turístico de España. Madrid le ha quitado el puesto. Son datos de Urbantur, empresa que monitoriza la competitividad turística de las ciudades españolas y publica un informe anual sobre los mejores destinos urbanos del país. Barcelona sigue cayendo en la decadencia y lleva camino de ser una ciudad de tercer orden. Gracias a las políticas regresivas de los comunes, la capital de Catalunya ya no es lo que fue. También lo confirman los datos de la feria turística Fitur para este año, en lo referente al ocio a escala internacional ni a las tan cacareadas políticas medioambientales de la sucursal podemita.
Falsedad de falsedades y todo falsedad, Colau y sus camarillas de incompetentes y antisistema han fracasado hasta en su promoción del Bicing y de su bicicleta para todo en todas partes. Por el contrario, la capital que lidera Isabel García Ayuso adelanta a Barcelona debido, paradójicamente y entre otras muchas cosas, a las bicicletas gratuitas del Bicimad y a las líneas también gratuitas de autobuses eléctricos. Para detectar el ocaso y declive de la que estuvo llamada a ser la metrópoli del Mediterráneo, se han estudiado y comparado más de sesenta factores, entre los que destacan la restauración, los lugares icónicos, la sostenibilidad y la oferta cultural. Son los que más han perseguido y machacado la alcaldesa y sus adalibanes.
Otras causas de la degradación se han visto esta semana. Cuando en lugar de promocionar y potenciar los atractivos barceloneses y en plena sequía y prohibición de riegos, Ada Colau ha rociado con dinero público sus jardines de votos y los de sus amigos, cómplices y devotos. Imputada otra vez con su amiga Janet Sanz por presunto delito urbanístico y malversación en la superilla del Eixample, no dimite y prosigue el goteo de miles y millones de euros de las arcas municipales que van a dar a las tramas clientelares y abrevaderos de su casta. Así, ha inyectado 26.000 euros a una cooperativa, que comparte sede con la cueva de Alí Babá y los cuarenta observadores del Desc, para talleres de reeducación de hombres, a “la recopilación, explotación y análisis de datos, así como realizar los informes pertinentes desde la perspectiva de género”, y a una “radiografía sobre ese fenómeno en la ciudad”.
Otro trasvase de dinero público ha ido a una empresa dedicada a encuestas que simulan participación ciudadana y que en realidad aportan información privilegiada a la comunada y capacidad para manipular e interpretar los datos según les convenga. Conocidas su teoría y práctica de la ética, si les salen negativas, las ignoran y amagan. Si son positivas, las usan para propaganda y sus fines partidistas, pagando el contribuyente. Promete la casi exalcaldesa que sus superillas conseguirán una “Barcelona más femenina”. El juez y escritor barcelonés Joan Perucho (1920-2003) escribió en catalán en su Oda a Barcelona: “Te quiero demasiado, Barcelona. Te quiero. Las lágrimas inundan mi retrato de niño”. Eran lágrimas de verdad. No como las de Colau.